La gestión de Macri representó "un daño desastroso para Argentina", evaluó a Sputnik el senador opositor Fernando 'Pino' Solanas.
"Todo por un Gobierno empecinado en ejecutar un plan ortodoxo neoliberal, con la apertura indiscriminada de las importaciones y la política de enfrentar el déficit fiscal con deuda externa, (resultó) un verdadero desastre", observó Solanas, de la fuerza opositora Proyecto Sur (izquierda).
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El Gobierno le ha generado a Argentina "180.000 millones de dólares de deuda nueva, y la ha programado para que empiece a pagarla el Gobierno que sigue, es un proyecto muy perverso", enfatizó el senador.
El legislador se refería al fallido partido final de la Copa Libertadores que debían disputar los clubes argentinos Boca Juniors y River Plate y que, luego de serias agresiones sufridas por los jugares del primero, terminó celebrándose en Madrid.
Entramados de fútbol, política y justicia
En el ámbito del fútbol se concentran en general "pasiones que han sido utilizadas por mafias económicas", observó Solanas.
A raíz de los incidentes que obligaron a suspender la final de la Copa Libertadores, el presidente Macri pidió retomar un proyecto presentado por el Gobierno que endurece las penas contra los barrabravas (fanáticos del fútbol).
"Todo el sistema del fútbol está atravesado por negocios, hay mucha infiltración de grupos mafiosos que aprietan y exigen pagos y especulan con todo, lo que lo convierte en un fenómeno muy complejo", resumió Solanas.
El propio presidente "empezó su carrera política siendo presidente de Boca Juniors" entre 1995 y 2007, y su principal colaborador "en los negocios del fútbol y en la compraventa de jugadores es el actual presidente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas", mencionó.
"El Grupo Macri integró siempre la patria contratista, el sector que generaba negocios enquistado en el poder, en los gobiernos de turno", describió el legislador y cineasta.
"Este Gobierno que dice que ha venido a luchar contra la corrupción no puede luchar contra nadie, porque ellos son un gran exponente de la macrocorrupción, como demuestran los Panamá Papers (papeles de Panamá por los que estuvo imputado el presidente hasta 2017)", manifestó el senador.
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Esto lleva a que "nunca haya habido tantas presiones como existen ahora sobre jueces y fiscales, a los que amenazan con ciertas denuncias o con no darles los ascensos que desean", denunció.
"Eso lo maneja Angelici, por eso este Gobierno no tiene nada que ver con la lucha por la ética pública", concluyó.
Argentina abierta al mundo
Más allá de los entramados judiciales y futbolísticos que se entremezclan con la política, Argentina encara con múltiples dificultades el último año de gestión de Macri, quien aspira a la reelección en octubre de 2019.
"Esa situación, el nivel de inflación que no se veía hace muchos años, junto con la caída del Producto Interno Bruto (PIB) y una economía familiar que se ve afectada por la subida de tarifas, de combustibles y de productos básicos, está generando un año políticamente muy difícil para Macri", resumió Tereschuk.
Por eso el mandatario trató de imprimir un carácter multilateralista a su Gobierno, y así buscó mantener una relación "con los mandatarios de países poderosos, los del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Italia y Japón) y también algunos otros que están en el G20", dijo, en referencia a países como China y Rusia.
"Lo que no se ha visto todavía es cómo se decodificará eso en la sociedad y si llega a ser de relevancia, lo que dependerá de si esa cercanía se traduce en beneficios concretos en términos económicos para el electorado", apuntó Tereschuk, que acaba de publicar su libro "La calesita argentina" sobre los ciclos políticos de este país austral.
Desde el inicio de la gestión de Macri en diciembre de 2015, se organizaron cuatro huelgas generales, las dos últimas en junio y en septiembre de este año.
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Además se convocaron numerosas protestas y movilizaciones emblemáticas durante el último año, como la que reclamó la legalización del aborto.
"Mi impresión es que el deterioro rápido de las variables económicas y la caída del poder adquisitivo han llevado a un clima general de cansancio, desorientación, desazón y de sentimientos negativos que no se traducen necesariamente en movilizaciones" en esta época del año, expresó el politólogo.
Esa inversión social, que no deja de ser la mayor partida del presupuesto para el año próximo, no existía en 2001, cuando el país estalló en una de las peores crisis económicas, institucionales y políticas de su historia.
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Las fuerzas políticas, a su vez, están más ocupadas en reordenar su estrategia electoral que en la agitación de nuevas manifestaciones, lo que permite que el año concluya con relativa calma a la espera de que 2019 sea testigo de una recuperación económica que acompañe las aspiraciones reeleccionistas del actual mandatario.