Una vez más ganó la violencia y perdió el fútbol en Argentina

Arrancó como una fiesta pero rápidamente se transformó en una pesadilla. Miles de hinchas de River Plate se acercaron desde el mediodía a las inmediaciones del Estadio Monumental para alentar a su equipo en el partido definitivo de la Final de la Copa Libertadores de América. Pero todo salió mal.

Alrededor de las 16 hs., el ómnibus que transportaba al plantel de Boca Juniors fue atacado con piedras y botellazos por hinchas del "millonario" cuando estaba a cinco cuadras de llegar a la cancha, causando heridas en dos de los jugadores del equipo, que tuvieron que ser trasladados a hospitales de la zona para ser atendidos.

En simultáneo, a cuatro cuadras del lugar del incidente, barrabravas del club que iba a jugar de local y que no tenían entradas fueron primero desplazados luego de intentar entrar con boletos falsos y a la fuerza y luego empezaron los botellazos y piedrazos, que fueron respondidos con disparos de balas de goma por las fuerzas de seguridad, que causaron heridos y que terminó con más de 30 detenidos.

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Según trascendió en los medios, el plantel "xeneize" se reusó desde un comienzo a salir a la cancha por considerar que las condiciones para jugar no estaban aseguradas. El equipo de River se solidarizó con su rival pero la Conmebol y la FIFA insistieron, lo que causó que se aplazara el horario de inicio tres veces hasta que finalmente se suspendió para el 25 de noviembre a las 17 hs.