La mayoría de analistas coinciden en que si bien la campaña electoral que le aupó al poder pasó de puntillas sobre los aspectos económicos (sus banderas programáticas fueron la lucha contra la violencia y la corrupción, los temas morales y las críticas feroces a la izquierda del Partido de los Trabajadores), sus primeros meses de Gobierno estarán marcados por la agenda económica.
De momento, los brasileños decidieron darle un voto de confianza: una encuesta del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística arrojó 75% de respuestas de que Bolsonaro va "por el buen camino" con las decisiones tomadas en la fase de transición de Gobierno.
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Entre esas decisiones está el nombramiento de Paulo Guedes al frente de un superministerio de Economía; este economista formado en la Escuela de Chicago y de marcada tendencia neoliberal, tendrá carta blanca para guiar la política económica e implementar un amplio plan de privatizaciones.
Brasil sale poco a poco de una grave crisis económica y las previsiones son optimistas.
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La Conferencia Nacional de la Industria pronostica un crecimiento del 2,7% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2019, aunque los buenos resultados y la satisfacción del mercado financiero dependerán en gran medida de la habilidad que tenga Bolsonaro para conducirse en el Congreso.
"Si solo se apoya en su núcleo duro puede que sufra una derrota en la reforma del sistema de pensiones o que se apruebe una reforma mala o inútil; si al final se aprueba una reforma aguada el mercado financiero empezará a desconfiar de Bolsonaro, el real caerá y entrará en una fase de pérdida de popularidad", comentó Amorim Neto en un seminario político.
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El éxito de la agenda económica, marcada por la liberalización, la desburocratización y las privatizaciones debería notarse lo antes posible en la reducción del desempleo (que sigue afectando a 12 millones de brasileños) para que el líder de la extrema derecha mantenga la popularidad con la que salió de las urnas a finales de octubre.
El presidente electo prometió tomar medidas para asfixiar al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, y ya abrió un conflicto diplomático con Cuba que supuso la salida de más de 8.500 médicos que actuaban en zonas pobres y aisladas de Brasil.
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Para los analistas, esta tendencia se profundizará en el futuro.
"De alguna forma, Bolsonaro aún está en tono de campaña, hará cosas en términos ideológicos, de hecho fue elegido para eso", afirmó Balassiano, para quien el ámbito de las relaciones internacionales es donde más se notará el giro de Brasil hacia la extrema derecha.
El acercamiento a EEUU, la tensión con Cuba y Venezuela y el posible conflicto abierto con el mundo árabe a raíz del prometido traslado de la embajada de Brasil de Tel-Aviv a Jerusalén, probablemente marquen la imagen de Brasil en el mundo en los próximos meses.