"No estamos de acuerdo con la decisión y vamos a recurrir al Tribunal Superior de Justicia", aseguró en un comunicado el abogado Alberto Toron, según recoge el diario O Globo.
La defensa del curandero, que se entregó a la policía 16 de diciembre, pedía que éste pudiera responder a las acusaciones de abusos sexuales en prisión domiciliar, alegando su avanzada edad (76 años) y su estado de salud.

Los agentes entraron en la Casa San Ignacio de Loyola en Abadiânia en busca de pruebas para las investigaciones y para comprobar cómo era la sala donde supuestamente ocurrían los abusos.
De momento, la Fiscalía de Goiás ha recibido 506 relatos de abusos sexuales, que tuvieron lugar desde la década de 1980 hasta octubre de este año.
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La mayoría de los relatos de las víctimas son muy similares: aseguran que tras las ceremonias de curación realizadas en grupo el sanador las invitaba a pasar a su despacho personal, donde lejos de posibles testigos, ocurrían todo tipo de abusos.