Migrante hondureña en la puerta de EEUU: "en algún lugar Trump tiene su corazoncito"
Keyla tiene 30 años. Los acaba de cumplir. De hecho partió de Honduras con 29 y celebró las tres décadas de vida en la ruta, literalmente. Todo un símbolo para una joven que fue abandonada por sus padres cuando era niña, criada por su abuela y que a los 17 años ya era madre.
Su hija mayor, de 13 años, quedó a cargo con sus abuelos paternos a la espera de que el camino iniciado por su madre, su padrastro y su hermano más pequeño tenga un buen desenlace. Decidieron irse por varias razones, entre ellas la falta de oportunidades.
Como otras víctimas, denunció lo sucedido pero no recibió la respuesta que esperaba.
"Yo fui a la Policía. Cuando llegué apuntaron mi nombre y luego me preguntaron cuál era el caso que yo llevaba. Entonces les empecé a comentar, les enseñé el teléfono y lo que hicieron entonces fue cerrar el libro y decirme que eso era un caso familiar, que no podían hacer nada".
En Honduras una mujer es asesinada cada 18 horas. En los últimos 15 años las cifras indican que hubo más de 5.600 víctimas. Solo entre 2017 y junio de 2018 fueron 516 las asesinadas por su condición de mujeres: el 90% de esos crímenes sigue impune.
"Yo sé que el presidente al otro lado no está muy contento con nosotros, pero sé que muy muy en el fondo de él hay un corazoncito y que Dios en algún momento lo va tocar. Es ahí cuando nosotros vamos a estar todavía aquí".