Las exigencias estadounidenses llegaron el pasado 6 de diciembre de boca de Andrea Thompson, subsecretaria de Estado para Control de Armas y Seguridad Internacional. La alta funcionaria alegó que los misiles de producción rusa 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la OTAN) tienen un alcance mayor que el límite de 500 kilómetros establecidos por el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (Tratado INF, por sus siglas en inglés).
Thompson subrayó que Rusia debería otorgarle a EEUU la oportunidad de verificar las modificaciones que haga a sus misiles. "La pelota está en el campo de Rusia. Nosotros no podemos hacer eso por ellos, tienen que tomar esa iniciativa", sentenció la diplomática.
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"El misil 9M729 no cae bajo las exigencias del tratado, es evidente y un tanto aburrido tener que repetirlo. No hay fundamento alguno para que nosotros tengamos que renunciar a ese misil", recalcó a Sputnik Konstantín Sivkov, experto militar.
Las declaraciones de Andrea Thompson siguen la línea de las del presidente estadounidense, Donald Trump, quien en octubre anunció la salida de su país del Tratado INF si Moscú no acepta las condiciones de Washington.
El viceministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, aseguró entonces que Rusia comunicó a EEUU que sus misiles 9M729 no fueron diseñados ni probados para operar a distancias mayores de 500 km. El diplomático ruso agregó que, para despejar los temores, los militares rusos entregaron a su contraparte estadounidense el calendario de pruebas de los misiles y sus resultados.
Konstantín Sivkov apuntó, por su parte, que es precisamente EEUU el que tiene toda la capacidad de instalar misiles de corto y mediano alcance en territorio europeo. Se trata de los sistemas de lanzamiento vertical Mk-4, instalados en Polonia y Rumanía.
"Son los estadounidenses los que deberían abandonar los Mk-41 y sacarlos de Europa. Si ellos se sienten tan sensibles ante los misiles 9M729, creo que podríamos renunciar a ellos, con una condición: los estadounidenses deben abandonar la idea de desplegar los sistemas Mk-41 en Europa", pronosticó Sivkov.
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El 9M729 es uno de los proyectiles utilizados por el sistema de misiles Iskander. Según sus especificaciones técnicas, su alcance máximo no supera los 500 kilómetros permitidos por el Tratado INF. En las maniobras militares Zapad 2017, se informó que el cohete alcanzó un máximo de 480 kilómetros.
Los sistemas Mk-41, por su parte, son capaces de portar misiles de crucero BGM-109 Tomahawk, con un alcance efectivo de hasta 2.500 km en su versión nuclear, lo que viola los términos de tratado.