Las exigencias estadounidenses llegaron el pasado 6 de diciembre de boca de Andrea Thompson, subsecretaria de Estado para Control de Armas y Seguridad Internacional. La alta funcionaria alegó que los misiles de producción rusa 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la OTAN) tienen un alcance mayor que el límite de 500 kilómetros establecidos por el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (Tratado INF, por sus siglas en inglés).
Thompson subrayó que Rusia debería otorgarle a EEUU la oportunidad de poder verificar las modificaciones que hiciera a sus misiles. "La pelota está en el campo de Rusia. Nosotros no podemos hacer eso por ellos, tienen que tomar esa iniciativa", sentenció la diplomática.
Las declaraciones de Andrea Thompson siguen la línea de las del presidente estadounidense, Donald Trump, quien en octubre anunció la salida de su país del Tratado INF si Moscú no acepta las condiciones de Washington. El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, aseguró entonces que Rusia comunicó a EEUU que sus misiles 9M729 no fueron diseñados ni probados para operar a distancias mayores de 500 km.
El diplomático ruso agregó que, para despejar los temores, los militares rusos entregaron a su contraparte estadounidense el calendario de pruebas de los misiles y sus resultados. Sin embargo, los altos cargos estadounidenses hicieron oídos sordos ante el acto de buena fe ruso, explicó a Sputnik el analista militar Alexandr Zhilin.
"Cuando Trump inició el plan de rearme del Ejército, anunció también su retiro del Tratado INF. En condiciones de guerra informativa, ellos lanzaron un ataque de desinformación, acusando a Rusia de todos los pecados mortales. Ellos simplemente utilizan ese cohete como un pretexto, argumentando que Rusia supuestamente violó el tratado, cuando en realidad básicamente rechazaron la propuesta del Ministerio de Defensa de Rusia de ver cómo realmente funciona el misil, cuál es su alcance, si viola los acuerdos existente, etc. Esa es una de sus tradicionales farsas", sentenció el analista.
El 9M729 es uno de los proyectiles utilizados por el sistema de misiles Iskander. Según sus especificaciones técnicas, su alcance máximo no supera los 500 kilómetros permitidos por el Tratado INF. En las maniobras militares Zapad 2017, se informó que el cohete alcanzó un máximo de 480 kilómetros.
Los sistemas Iskander han sido un tema de constante preocupación para la OTAN. El 5 de noviembre de 2008, el entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev, anunció que estos sistemas podrían ser ubicados en la región báltica de Kaliningrado, como contrapeso ante el despliegue del sistema de defensa antimisiles estadounidense en Polonia y Rumanía. Desde entonces la respuesta rusa ha sido blanco de constantes ataques de altos representantes de la OTAN.
El Kremlin: Rusia sigue comprometida con el Tratado INF
Alexandr Zhilin lamenta esta escalada de fuerzas en Europa Oriental, al tiempo que recuerda que no fue Rusia la que provocó esta situación. En sus palabras, al valorar esta situación siempre es necesario tener en cuenta que Moscú solo busca equilibrar las fuerzas en la región.
"La seguridad de Rusia es la prioridad número uno. Nosotros tenemos que proteger a nuestro pueblo en cualquier caso, incluso si a lo largo de nuestras fronteras se instalan sistemas de avanzada. Es un problema europeo, no fuimos nosotros los que vinimos a las fronteras de EEUU. Pero si la UE no tiene soberanía y está dispuesta a pagar con su propia seguridad por los misiles estadounidenses, es su decisión", concluyó el experto.
El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó al respecto que Rusia está "en contra de la ruptura del tratado". "Pero si eso ocurre, ya responderemos de manera correspondiente", enfatizó. Según sus palabras, hasta ahora Washington no ha mostrado prueba alguna que respalde sus acusaciones y agregó que los líderes de EEUU anunciaron primero su salida del Tratado INF y luego buscaron un pretexto para justificar ese paso.