El Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance —INF, por sus siglas en inglés—, firmado en 1987 por los entonces líderes de la URSS y EEUU, Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan, ha sido de importancia primordial para la seguridad mundial.
Para mayo de 1991 las partes eliminaron un fascinante número de más de 2.500 misiles.
Pero con el paso de tiempo el tema de la viabilidad del tratado ha sido puesta en duda por varios actores políticos. En los últimos años han surgido varias propuestas para deshacerse del acuerdo, pero nadie se atrevía a ponerle fin. Parece que esta vez la amenaza va en serio.
Sin fundamento y sin vergüenza
Desde hace mucho tiempo EEUU ha estado acusando a Rusia de violar el Tratado INF. En particular, apuntaba al misterioso misil 9M729, también conocido como SSC-8, que se basa en los proyectiles Kalibr, conocidos por su uso en la operación rusa en Siria.
El mayor problema con todas estas aseveraciones radica en el simple hecho de que el misil nunca ha sido probado en distancias como estas ni fue diseñado para alcanzar blancos dentro de este rango, motivo por el cual no viola las cláusulas del Tratado.
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"Rusia no viola ningún tratado ya que todas las reclamaciones tienen un carácter artificial y no se basan en ningún hecho o prueba. Este anuncio es motivado por razones políticas: de esta manera simplemente buscan salir del Tratado INF y lo explicarán con sus acusaciones contra Rusia", declaró en una entrevista con Sputnik el analista militar ruso Ígor Korótchenko.
Para el experto, la salida de Washington de este acuerdo es necesaria para fomentar el aumento de la presencia militar estadounidense en Europa.
"Estados Unidos considera que Europa es un posible teatro de guerra nuclear táctica limitada, por lo cual desplegará nuevos sistemas de ataque. Para disponer de esta posibilidad, primero tienen que abandonar el tratado", continuó.
Además, los misiles estadounidenses ya están desplegados en Rumanía y Polonia, y el experto no descarta la posibilidad de que pronto aparezcan allí los misiles Tomahawk, incluso con ojivas atómicas.
Esto, según Korótchenko, reducirá significativamente el tiempo que un misil norteamericano necesita para alcanzar blancos en el territorio de la Federación de Rusia.
¿Un mero juego sucio o una guerra nuclear a la vista?
Es una situación muy peligrosa, pero Estados Unidos la fomenta de manera deliberada, manifestó el entrevistado.
El anuncio hecho por Donald Trump casi coincidió con la visita de asesor del presidente de EEUU para la seguridad nacional, John Bolton, a la capital rusa.
Esta coincidencia —o no— hizo que varios expertos supusieran que las declaraciones de Trump no eran más que un bluf destinado a convertirse en una herramienta en las negociaciones entre Bolton y las autoridades rusas. No obstante, Ígor Korótchenko sostiene que la visita no tiene nada que ver con la decisión.
"En mi opinión, esto no es un regateo, sino una política bien planteada de Washington que supone la retirada de todos los acuerdos que atan las manos a la parte norteamericana. Esto le dará libertad de acciones y la posibilidad de crear las condiciones para realizar un primer ataque contra Rusia", expresó.
Otra factor a tener en cuenta es que Estados Unidos está demasiado lejos de cualquier país que dispone de este tipo de armas, lo que significa que para Washington este mismo hecho no es de mucha importancia.
"Este problema no tiene un carácter global porque este tipo de armas en disposición de cualquier otro país no alcanzan el territorio de Estados Unidos. No son cosas vinculadas, en realidad EEUU solo quiere tener una ventaja táctica ante Rusia, esta es la tarea principal de Washington", expuso Korótchenko.
Por ahora la decisión no está tomada, pero puede que solo sea cuestión de tiempo, y como ya han mencionado varios funcionarios del Gobierno ruso, Moscú tendrá que responder a esta amenaza.
Pero hay una cosa inquietante: cuando Gorbachov y Reagan firmaron el acuerdo, el famoso Reloj del Apocalipsis se movió tres minutos atrás. Durante las dos décadas posteriores nos hemos acercado a la 'medianoche' y ahora estamos a las 23:58. ¿Qué pasará si añadimos esos tres minutos que se restaron con la firma del acuerdo?