Cuestionando el mito del "crisol de razas" con el que se ha construido una idea de la Argentina abierta a la integración de todas las etnias y nacionalidades, individuos y organizaciones plantean la necesidad de instalar y profundizar un necesario debate acerca del lugar histórico y contemporáneo de las personas y la cultura de raíces del África negra.
"Está muy instalado esto de que en Argentina no hay negros, ese relato historiográfico racista de que todos murieron con la fiebre amarilla o en las luchas independentistas que sigue reproduciéndose lamentablemente en la educación y lo institucional. Lo ves en el lenguaje cotidiano en los medios de comunicación; todo lo negro vinculado a lo negativo: trabajo en negro, trabajar como un negro, cabecitas negras, negros cabezas, negros de alma", insistió Álvarez.
El coordinador de Xangô explicó que este racismo se vuelve más evidente en la ausencia de negros en los medios, en cargos representativos, en lugares de visibilidad hegemónicos y en el deporte, como sucede en todos los países del mundo donde existen comunidades afrodescendientes.
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Sobre este punto en particular puso el foco también Nicanor St. Fort Laurent, abogado y líder del Movimiento para la Unión, Desarrollo, Protección e Integración de los Afros en Argentina (Mudpiar) que, bajo el lema "La Argentina es afro también", busca reivindicar la participación patriótica en la formación del Estado y la lucha por la igualdad de oportunidades de quienes se identifican con su propia negritud.
"El negro en Argentina si no es médico no tiene posibilidad de un puesto de trabajo decente, por más que sea el intelectual que sea, siempre lo van a ver como vendedor ambulante de bijouterie. Conozco un muchacho de 34 años que es licenciado en criminalística y habla cuatro idiomas y no consigue trabajo, conozco un ingeniero que ni siquiera puede conseguir un sueldo en blanco y vive de vender en las ferias. ¡Ingeniero! Su academicidad, su intelectualidad no es reconocida, no importa si es haitiano, africano o argentino", denunció el abogado.
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"Argentina no es el único país racista, ni siquiera es el peor. La diferencia con otros países como Estados Unidos, España o Chile es que ellos no niegan su racismo y hay una parte de la población que busca darle batalla, reconocen el problema. En Argentina esto no es debate, el argentino siempre te dice ‘este problema no lo tengo en mi país, abrimos la puerta a todo el mundo, somos un crisol de razas'. Pero los negros, las personas de rasgos indígenas del norte del país, los asiáticos, todos somos ciudadanos de segunda en Argentina", sentenció.