El ejemplo emblemático, según la ONG, es el puente dañado en Stanitsa Lugánskaya, el único punto de cruce en la región. La estructura sufrió daños tan graves durante las hostilidades en Donbás que ya no aguanta el tránsito de automóviles: para cruzar a pie, las personas deben bajar por una rampa empinada, cruzar una parte del puente colapsado y subir otra rampa empinada en el lado opuesto.
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El trayecto, que incluye el paso por un camino sin pavimentar en el área no controlada por el gobierno y la llamada "zona gris", que ninguno de las partes en conflicto controla, resulta especialmente peligroso para personas con discapacidades y gente mayor.
"Ambas partes en conflicto deberían con carácter prioritario facilitar la libertad de movimiento reparando el puente y haciendo que el cruce sea seguro y accesible para todos", cita el comunicado a Tanya Cooper, investigadora de Human Rights Watch para Ucrania.
Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en el este de su territorio, Donbás, donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al violento cambio de gobierno ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.
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Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia.