Así, los empleados de la compañía, que se dedica a comercializar café, pisaron el acelerador hasta el fondo para probar la potencia del cañón desmontado de un caza F-16 frente a la legendaria robustez del Nokia 3310.
Vista la trepidante velocidad de fuego, que alcanza los 6.000 disparos por minuto, el coste de disparar en modo completamente automático puede ascender a la astronómica suma de 180.000 dólares.
La mayor parte de disparos se hizo con proyectiles separados, lo que supuso un reto adicional, puesto que el Vulcan no es "un sistema de precisión que digamos", y un rifle de francotirador del mismo calibre tendría más sentido para esta misión.
En las imágenes se aprecia que algunos de los proyectiles lanzados pasaron volando cerca de los teléfonos. Eso sí, los proyectiles que sí alcanzaron los celulares los hicieron añicos.