Tras varios días de intransigencia el Gobierno italiano dejó ver su intenciones de negociar el presupuesto que mantiene la tensión entre Roma y Bruselas. El documento presentado semanas atrás ampliaba el déficit a 2.4% mientras que el máximo permitido por el bloque es de 2%. La endeudada Italia debía cambiar su propuesta o atenerse a las consecuencias.
Su par, el también viceprimer ministro Luigi di Maio, se manifestó en la misma línea y dijo que las modificaciones podrán hacerse siempre y cuando "se conservan las medidas sociales incluidas en los presupuestos que han presentado".
Para el analista italiano Stefano Casini, corresponsal de la Rai para América Latina, el cambio de perspectiva de Roma no muestra debilidad. En todo caso, a su criterio, empata una pulseada en que Italia logró mostrar su disconformidad con muchos de los mandatos del bloque y la Unión evitó sentar precedentes de insubordinación.
"Sabe muy bien Alemania, sabe muy bien Francia, sabe muy bien toda la UE que si un país como Italia sale del euro la economía europea tendría muy pero muy graves problemas. No es que sale Grecia o que sale Portugal o Bélgica. Podría ser una debacle para el euro", analizó el periodista sobre la posibilidad de que la tercera economía europea se rebele contra el bloque.
Por su parte, sus vecinos de la Unión no han pasado por alto las quejas de Italia y algunos países "se están animando a pedir cambios que es lo que no quieren ni Berlín ni París, que son quienes dominan" la escena.
"Se está viendo que los gallitos se están mostrando las garras y eso no es bueno en general. Pero puede ser bueno en la medida en que implique una reformulación de la UE. Hoy hay países con un 27% de IVA y otros con un 15%. No puede ser que en Grecia se jubilen a los 55 años y en Alemania a los 70, esas unificaciones también son fundamentales para una unión real", puntualizó.