Apenas finalizada la cumbre, los políticos y los medios han vuelto a lanzarse al ataque contra Moscú. Finlandia ha señalado a Rusia por sus problemas con el sistema GPS en los dos últimos días de los ejercicios militares Trident Juncture organizados por la OTAN, las de mayor escala desde los tiempos de la Guerra Fría destinadas a entrenarse para un combate contra un agresor simbólico.
El estilo utilizado por Finlandia para lanzar las acusaciones contra Rusia es perfectamente reconocible de lejos: 'Sospechamos que Rusia ha estado detrás. No tenemos pruebas para fundamentar estas sospechas, pero estamos llevando a cabo una investigación que seguramente nos dará pruebas'.
Es muy simbólico por cierto que Rusia ni siquiera haya reaccionado a estas acusaciones. Aparentemente, esto les pareció una falta de cortesía a los aliados de la OTAN, que en vez de presentar pruebas de la culpa rusa que prometieron iban a mostrar, presentaron más acusaciones.
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¿Acaso creen los militares noruegos que cuantas más quejas presentan más fiable parecerá la versión del papel ruso en los fallos en el sistema GPS? Vemos que el Ministerio de Defensa noruego responsabiliza a las acciones de las fuerzas rusas en la península de Kola, sin precisar de qué se trata.
Y las acusaciones anteriores por parte de Finlandia tienen aún menor grado de certeza puesto que admiten sólo la probabilidad de la intromisión de Moscú. Pero el resultado es que el espectador, o el oyente, queda con la sensación de que 'no hay humo sin fuego' y que Rusia realmente tiene la culpa en los problemas en el sistema GPS.