En particular, el estudio liderado por Jörg Ebbing de la Universidad alemana de Kiel, muestra que la Antártida Oriental está compuesta por múltiples cratones: las partes más antiguas de los continentes o fragmentos de la Pangea.
Debido al hecho de que se trata de un continente remoto y cubierto de hielo, los científicos acudieron a la tecnología punta para trazar el mapa. Para ello usaron los datos proporcionados por el satélite GOCE de la agencia espacial europea.
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Este satélite orbitó alrededor nuestro planeta entre 2009 y 2013 para recopilar datos sobre el campo de gravitación de la Tierra, ya que este puede variar en distintas partes del mundo dependiendo de varios factores.
El nuevo mapa mostró pruebas de que la parte este de la Antártida se originó a partir de Gondwana, que se fracturó aproximadamente hace 180 millones de años. La diferencia en grosor de la Antártida Oriental en comparación con la Occidental es una de estas pruebas.
Según el estudio, la parte oriental tiene un grosor que varía entre los 40 y 60 kilómetros, mientras que en el caso de la parte occidental es de entre 20 y 35 kilómetros.
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Otra prueba de ello es el hecho de que la Antártida Oriental está repleta de cratones antiguos, incluyendo el Cratón Mawson. Este último se empareja con un fragmento en el sur de Australia.
También fue intrigante el descubrimiento de un área de baja densidad debajo de la Tierra de Marie Byrd en la Antártida Oeste. Esta anomalía podría deberse a la existencia de una pluma mantélica antigua, opina Ebbing. Las plumas mantélicas son columnas de rocas calientes que provienen del manto y pueden dar origen a los volcanes.
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