La victoria estaba prácticamente cantada luego de una primera vuelta electoral en la que arrasó. Este 28 de octubre, los brasileños confirmaron la tendencia y Jair Bolsonaro es hoy presidente electo de Brasil, con 55% de los votos.
"Es la expresión de un descontento generalizado por una economía en crisis por un sistema que produce cada vez mayor desigualdad, el temor que significa el recrudecimiento de la criminalidad vinculada a la pobreza extrema extendida y el fracaso en la construcción de alternativas superadoras", dijo a Sputnik Leandro Morgenfeld, historiador e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Entre las razones del batacazo que dio Bolsonaro, medios locales e internacionales mencionaron la reacción del electorado en rechazo al escándalo de corrupción política "Lava Jato", que hundió a Brasil en la mayor crisis institucional y económica de los últimos tiempos.
"Confirma un giro hacia la derecha en la región que no podemos dar como saldado porque otras elecciones este año tuvieron resultados disímiles, por ejemplo en México. Se trataron de unas elecciones muy particulares porque se proscribió la participación del candidato que tenía más intención de voto, que era Lula, con una aberrante actuación del sistema judicial", dijo el académico.
Además de dejar atrás las victorias electorales del Partido de los Trabajadores (PT), una tendencia que viene alejando al llamado socialismo latinoamericano del poder en la región en los últimos años, el triunfo de Bolsonaro representa la elección de un partido no tradicional, sin antecedentes sobre los cuales ser juzgados. Sin embargo, los lazos con los sectores conservadores de Brasil y los anuncios en materia económica revelan una orientación.
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"La base de apoyo a Bolsonaro son los militares, que van a tener un rol clave en la política por primera vez después del fin de la dictadura [1964-1985], el sector vinculado con el agronegocio, que lo apoyó sin fisuras, el sector financiero, el complejo vinculado a la producción de armamento y, por supuesto, las iglesias evangélicas, en la consolidación de un poder que vienen construyendo hace muchos años", resumió Morgenfeld.
"Recordemos que, como caso testigo, en las primeras medidas del Gobierno de Macri, de bajarle los impuestos y retenciones a las empresas mineras y de salir del cepo cambiario para fomentar un sistema de libre movida de capitales. Lo mismo va a pasar ahora en Brasil así que hay que estar muy atentos", recordó el economista.
La victoria de un candidato de ultraderecha en el país más poderoso de América del Sur levanta incógnitas y sospechas en todos los ámbitos excepto para los mercados: la bolsa de San Paulo abrió la semana con un crecimiento de 3% y el real se apreció frente al dólar en 1%.
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"El Gobierno de [Michel] Temer estuvo marcado con un intento de implementar cierto tipo de políticas neoliberales, algunas pudieron avanzar y otras no. El Mercosur de a poco fue perdiendo su brillo. Brasil es la primera economía de la región y tracciona mucho el crecimiento del resto de los países. Los que más comercian con Brasil pueden salir perjudicados pero no mucho tampoco", opinó Litvinoff.
"A mi me parece que Brasil no va a abandonar el Mercosur, como EEUU tampoco terminó abandonando la mayoría de los contratos de bloques de comercio; lo que hacen es presionar con un potencial abandono y cambio de las reglas de juego para renegociar las condiciones tratando de lograr mayores beneficios, una mayor tajada", dijo.