A mediados de octubre, las empresas gasísticas de Polonia y Estados Unidos, PGNiG y Venture Global LNG, concertaron un contrato para un suministro de dos millones de toneladas anuales de gas natural licuado por un plazo de 20 años.
Durante los últimos años, Polonia ha ido consumiendo cada vez más combustible. Así, en 2014 la cifra fue de 17.000 millones de metros cúbicos, y en 2017 la tasa aumentó hasta 19.100 millones. Por su parte, el nivel de extracción bajó de 4.000 millones de metros cúbicos hasta 4.000 millones.
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En el año 2017, Polonia recibió 14.700 millones de metros cúbicos de gas importado, 10.000 millones de los cuales fueron suministrados por la compañía rusa Gazprom.
No obstante, en realidad la situación no parece ser tan beneficiosa para Varsovia, según valora el medio ruso Izvestia.
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El columnista Alexandr Frólov constata que la terminal de Polonia no es una instalación única, dado que en la UE existen otras terminales con una capacidad total de 220.000 millones de metros cúbicos, pero el 75% permanecen inactivas.
De todas maneras, el columnista de Izvestia se pregunta por qué Polonia acaba de obtener una oferta para adquirir el gas licuado estadounidense por un precio increíblemente bajo. A este respecto, se ofrecen dos explicaciones posibles.
Por una parte, podría tratarse de un suministro patrocinado por el propio EEUU que ayuda a que su socio europeo más fiel reduzca la dependencia del combustible ruso. Por otra parte, Polonia podría simplemente estar divulgando una información inexacta sobre los precios.
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Por su parte, Estados Unidos tampoco tiene un gran mercado de combustible licuado, que en mayor medida está orientado hacia América Latina y Asia. No obstante, la guerra comercial hizo que EEUU perdiera posiciones en el prometedor mercado energético chino.
En todo caso, el negocio podría ser una publicidad para las autoridades polacas.
Cabe suponer que no todo el gas suministrado se quede en Polonia. Probablemente, será Ucrania la que adquirirá el combustible. Esta opción tampoco tendrá motivaciones económicas, pero podrá servir como buena publicidad para Kiev que también busca abandonar su dependencia del gas ruso.
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