Sin embargo, el nuevo líder brasileño tendría que hacer frente a ciertas dificultades a la hora de cumplir sus promesas electorales, declaró a Sputnik Pedro Curado, de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Según subrayó el experto, Bolsonaro buscará acercarse a EEUU e Israel.
"Incluso debatió el traslado de la embajada brasileña de Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo el ejemplo de Trump, pero más tarde se echó para atrás y esto también aplica a la posible salida de Brasil de la ONU y del Acuerdo de París", admitió.
No obstante, ahora, que ha ganado las elecciones, "tendrá que lidiar con las cuestiones que limitan la aplicación sistemática de todo lo que debate", explicó Curado. Por ejemplo, Pekín —el principal socio comercial del país latinoamericano— mira "con cierta desconfianza" la victoria de Bolsonaro, ya que significa un "acercamiento automático con la Administración Trump y la política exterior de EEUU".
A su vez, el experto Fernando Brancoli, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Río de Janeiro, opina que es necesario tomar en cuenta los obstáculos jurídicos creados por los propios organismos brasileños.
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"Muchos defensores de los DDHH dirían que no es una idea muy buena. En vez de integrar a una persona, se propone aislarla durante un período determinado. En otros países que aplican esa medida, como Grecia, los refugiados pueden pasar en este tipo de campo hasta dos o tres años", aseveró.
El 28 de octubre, el capitán militar en la reserva, Jair Bolsonaro, ganó la segunda vuelta de las presidenciales en Brasil tras imponerse sobre el candidato de izquierda Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores) con el 55,3% de los votos. Tomará posesión el 1 de enero.