Un equipo de científicos del Instituto de investigación Scripps elaboró una enzima NicA2-J1, que destruye la nicotina en el torrente sanguíneo antes de que llegue al cerebro, y la probó en ratas adictas a la nicotina. El tratamiento redujo la motivación de los animales para tomar nicotina y evitó que se volviera a despertar el deseo cuando se les volvió a dar acceso a esta sustancia.
"Es un enfoque muy emocionante porque puede reducir la dependencia de la nicotina sin causar antojos y otros síntomas graves de abstinencia, y funciona en el torrente sanguíneo, no en el cerebro, por lo que sus efectos secundarios deberían ser mínimos", comentó el investigador Olivier George, citado por el medio Science Daily.
En un futuro próximo, los investigadores tienen previsto llevar a cabo pruebas clínicas de la sustancia en los humanos. Teniendo en cuenta que fumar acorta la vida una década de media, causa cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares y pérdida auditiva, una vacuna contra la adicción a la nicotina salvaría varios millones de vidas.
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