El medio estadounidense comienza su artículo haciendo un recuento de la historia del S-300, el predecesor del S-400. La idea de fabricar los S-300 maduró a finales de la década de los 60. El sistema iba a sustituir al S-75, que derribó a un avión espía U-2 sobre la URSS el 1 de mayo de 1960 y a otro en octubre de 1962 sobre Cuba.
El S-300 se sometió a pruebas en la década de los 70 y la primera unidad entró en servicio en 1978. La principal ventaja de este sistema respecto a sus predecesores es que era capaz de seguir varios objetivos simultáneamente.
Los especialistas soviéticos observaron su desempeño en los conflictos de Vietnam y Oriente Medio y determinaron que un rápido despliegue del sistema móvil era primordial para maximizar su efectividad. Como resultado, el propio sistema de misiles y los equipos de soporte —generador, radar, centro de control— fueron montados sobre camiones. El nuevo sistema, ahora conocido como S-300PS, entró en servicio en 1982.
Paralelamente se desarrollaron el S-300F para la Armada y el S-300V específicamente para interceptar misiles balísticos del potencial enemigo como el MGM-31 Pershing y el MGM-52 Lance.
El S-400 nació de la idea de integrar en un solo aparato las capacidades antiaéreas y antimisiles de los S-300P y S-300V. De hecho, las primeras versiones del S-400 se llamaron S-300PMU-3, lo que indica una tercera modernización de la versión móvil del S-300 para la defensa aérea.
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Cuando el S-400 Triumf se presentó por primera vez en la feria aeroespacial MAKS en 2007, los especialistas notaron su increíble similitud con su predecesor directo, el S-300PMU-2. Pero la diferencia estaba en sus capacidades de combate.
El radar del nuevo S-400 hacía posible la detección de prácticamente todo objetivo aéreo. Otro aspecto clave del Triumf es su habilidad para utilizar hasta cuatro tipos de misiles diferentes, brindándole a todo el sistema la posibilidad de crear un área de defensa de diferente profundidad y contra diferentes objetivos. Los misiles 40N6 le dan al Triumf un alcance máximo efectivo de 400 km y un techo de vuelo de hasta 185 km. Además, puede utilizar los misiles de los S-300.
Todo esto hace del S-400 un sistema increíblemente flexible, asegura National Interest.
Pero, si bien las capacidades de los S-400 pueden parecer un salto significativo en comparación con sus predecesores, los S-500 Prometey desarrollados en la actualidad suponen un enorme avance en lo que se refiere a defensa aérea. Entre las tareas que están destinadas a cumplir está la de interceptar no solo misiles balísticos, sino también de crucero, objetivos que vuelen a velocidades hipersónicas (M5) e incluso satélites espías y plataformas de combate orbitales.
La incorporación de los S-500 a la fuerza antiaérea de Rusia está planificada para 2020.
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