Casi todos los gobiernos que anunciaron su intención de adquirir el sistema de defensa antiaérea S-400 —actualización masiva del S-300, enviado recientemente a Siria— fueron amenazados con algún tipo de represalia por parte de EEUU, la OTAN o sus adversarios, señala el periodista.
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Según varios expertos entrevistados por el medio, esta reacción se debe no solo a las características avanzadas del S-400, sino también a un riesgo potencial para las alianzas.
Sistema de defensa antiaérea más avanzado
"El S-400 es uno de los sistemas de defensa antiaérea más avanzados que existen, a la altura de los mejores que puede ofrecer Occidente", comentó Siemon Wezeman, investigador principal del programa de transferencias de armas y gastos militares del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI).
"Es preciso y capaz de rastrear un gran número de objetivos potenciales, incluidos aquellos sigilosos", añadió.
Otras ventajas son su estructura modular y su gran movilidad, lo que significa que puede instalarse, disparar y retirarse en cuestión de minutos.
"Es muy resistente y adaptable y es un sistema móvil, algo que muchos países están buscando", aseguró Kevin Brand, analista militar, entrevistado por Al Jazeera.
Temores políticos y técnicos de la OTAN
"En el sentido tecnológico, el S-400 sería sin duda un paso adelante [para Turquía], pero no es de interés de la OTAN tener ese sistema de armas integrado dentro de su arquitectura", apuntó Brand.
Sin embargo, la compra podría potencialmente ser aún más dañina para la Alianza Atlántica.
"¿Qué tipo de contratos se firmarían con los técnicos rusos que se ocupan del S-400, por ejemplo?, ¿tendría acceso a los datos de la OTAN el personal de mantenimiento ruso?", se preguntó el experto.
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Represalias diplomáticas y económicas de EEUU
Para la India, Arabia Saudí y Catar, que no forman parte de una alianza como la OTAN, la compra de un sistema como el S-400 provocaría menos problemas tecnológicos, pero correrían el riesgo de tener repercusiones diplomáticas y económicas por parte de Estados Unidos.
Sin embargo, la India decidió comprar el sistema y firmó un acuerdo de 5.000 millones de dólares.
Según Wezeman, es poco probable que EEUU cumpla sus amenazas de sanciones, especialmente en relación con la India o Arabia Saudí.
"En realidad, las sanciones son poco probables, puesto que la India y otros países son demasiado importantes como socios militares y políticos para Estados Unidos. Incluso las sanciones limitadas probablemente harían que esos países se enfadaran lo suficiente como para dañar los intereses de EEUU", explicó.
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No obstante, aunque las sanciones económicas sean poco probables, la compra de las armas rusas podría tener consecuencias diplomáticas.
Para EEUU, estas compras constituyen más que una simple amenaza militar: se trata de contrarrestar la participación de Rusia en los conflictos mundiales e impedir que Rusia reciba dinero por sus equipos, señalaron los analistas.
"EEUU ha estado trabajando para encontrar formas de fortalecer sus respuestas diplomáticas en el ámbito mundial a los países que violan el orden basado en las reglas globales", señaló Forrester.
Pese a los riesgos
"La India no quiere comprarle a un solo proveedor y ser demasiado dependiente de un solo país. Por lo tanto, desde una perspectiva geopolítica, tiene sentido que adquiera algunos sistemas a Rusia y otros a Estados Unidos", opinó Brand.
"Rusia está dispuesta a suministrar el S-400 probablemente a cualquiera y a compartir tecnología hasta cierto punto", explicó Wezeman, aunque agregó que no está claro hasta dónde llegaría este intercambio.
Y para Turquía, según el experto, el S-400 se ha convertido en una especie de proyecto ambicioso.
"El no ceder ante EEUU y la OTAN demuestra que Turquía es su propio jefe, capaz de enfrentarse a ambos", concluyó Wezeman.
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