A diferencia de los S-300 originales, las unidades de la mencionada modificación tienen radares mejorados, puestos de control móviles y dispositivos de guiado.
En efecto, la modificación S-300-PMU-2, que Moscú suministró a Irán, es un arma destinada a la exportación y tiene una construcción más sencilla comparada con la de S-300PM-2, originalmente diseñada para uso interno.
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Es decir, el manejo de los sistemas entregados a Siria requiere una mejor capacitación. Más que eso, los S-300-PMU-2 ni siquiera están diseñados para interactuar con el equipamiento ruso de defensa antiaérea.
El portal aseguró que Moscú había ocultado sus intenciones y que Washington y Tel-Aviv presuntamente se mostraban preocupados por la iniciativa.
Según el artículo, la supuesta participación de militares iraníes era un arma de doble filo. Por una parte, EEUU e Israel se preocuparían menos de poner en peligro a los soldados rusos en caso de un posible ataque. Por otra, la implicación de los iraníes supondría un fortalecimiento del país en Siria, lo que seguramente contradiría los intereses de sus principales enemigos.
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