La Amazonia es considerada el pulmón del mundo: sus árboles absorben una considerable proporción del dióxido de carbono de la atmósfera y devuelven oxígeno. Además, allí se encuentran miles de especies de flora y fauna —muchas aún desconocidas—, por lo que es una de las regiones con más biodiversidad del mundo.
Este proceso se vio intensificado entre junio y septiembre de 2018, en vísperas de la campaña electoral de Brasil, país donde se ubica la mayor parte de la Amazonia. Según el Observatorio del Clima (OC), una coalición de organizaciones de la sociedad civil dedicadas al área del medioambiente y el cambio climático, en ese período "la tasa de deforestación subió un 36%".
En base a imágenes relevadas por el sistema Deter B del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, se calcula que en la antesala de la campaña y durante la contienda se talaron 2.414 kilómetros cuadrados de bosque, comparados con 1.769 del año anterior.
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La intensificación de la depredación del Amazonas "no es una novedad en períodos electorales", subraya el OC. En buena medida, en cada convocatoria a las urnas "los Gobiernos locales disminuyen tácitamente la fiscalización". Asimismo, se reducen las colaboraciones con el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama).
El problema, sin embargo, no está únicamente en el pico coyuntural de la campaña, sino en que se transforme luego en una tendencia, dado el contexto político que pueda surgir de las elecciones.
"Un riesgo es que la deforestación cambie de nivel, como lo hizo en los últimos años. Puede salir de de control si no hubiera una acción coercitiva fuerte", indica André Guimarães, director del Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonia (Ipam) en una nota de prensa divulgada por el OC.
¿Qué puede pasar luego de la segunda vuelta?
El capitán retirado del Ejército cuenta con el apoyo de la llamada "bancada del buey", legisladores que representan en el Congreso los intereses de ganaderos y agrícolas. En buena medida, estos grupos son los que buscan avanzar sobre la selva para llevar adelante sus actividades económicas.
El general Oswaldo Ferreira, asesor de Bolsonaro y probable ministro de Transportes, llegó a afirmar que en otras épocas no existía una entidad como el Ibama o las Fiscalías ambientales para "molestar". Y el mismo presidenciable afirmó que el instituto de protección al medioambiente tiene una "industria de multas".
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El OC menciona relatos "de que en algunas regiones este discurso está siendo tomado en serio, y usurpadores de tierras o productores rurales están deforestando, confiados en una futura amnistía".
No todo es política
También la depreciación del real, que benefició a los sectores exportadores, entre ellos los agropecuarios. El tipo de cambio cercano a los cuatro reales por dólar favoreció la colocación de productos brasileños en el exterior. Los productores "tienen más dinero en sus manos para abrir nuevas áreas".