Según el periódico 'The Sun', Rusia envió sus fuerzas de élite a Libia, donde desplegó, asimismo, complejos de defensa antiaérea S-300 y equipos lanzamisiles Iskander. Afirma que uno de sus principales objetivos es hacerse con el control de las rutas migratorias que pasan por el Mediterráneo y, asimismo, con las reservas hidrocarburíferas de la nación norteafricana, para, consecuentemente, obtener nuevos instrumentos de presión sobre Occidente.
No se puede decir que estas acusaciones dejaron perpleja a la parte rusa, acostumbrada a las "fantasías" del Reino Unido, las cuales, de acuerdo a Yuri Shvytkín, vicepresidente del Comité de Defensa de la Cámara Baja del Parlamento de Rusia, "no tienen límites". "Puedo decir con una total responsabilidad que en Libia no hay militares rusos", aseveró.
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Desde la embajada rusa en Londres, a su vez, subrayaron el "total apego" del Kremlin a la resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe enviar armamentos a Libia. Además, calificaron la publicación de 'The Sun' como "una nueva intención de responsabilizar a Rusia de la destrucción del país y de millones de vidas libias" y recordaron que lo mismo es consecuencia del "ataque militar de la OTAN de 2011" que se produjo sin mandato de las Naciones Unidas.
Decía el ministro nazi de Propaganda, Joseph Goebbels, que para que una mentira más cruel sea eficaz debe contener una cuarta parte de verdad. La prensa británica parece aprender a la perfección esta lección. Para crear la sensación de que la presencia militar rusa en Libia es un hecho, 'The Sun' menciona los contactos de Moscú con el mariscal libio Jalifa Hafter, jefe del Ejército de Liberación Nacional.
En una entrevista, el investigador del Instituto Real de Asuntos Internacionales Chatham House Nikolái Kózhanov indicó que ninguna de las partes del conflicto libio tiene fuerza para imponerse sobre sus rivales. En este contexto, valoró positivamente los esfuerzos de Moscú para que todos los protagonistas de la crisis se sienten a negociar. Manifestó que Moscú necesita una Libia estable para poder desarrollar lazos económicos con ese país, en particular, en materia de hidrocarburos. Otro objetivo es acabar con una situación en que Libia, según las recientes declaraciones del vicecanciller ruso Mijaíl Bogdánov, se convirtió "en un bastión del terrorismo", algo que, afirmó, es fruto de "la política miope" de Occidente.
"Los objetivos de Rusia en Libia son bastante claros", dijo a Radio Sputnik el experto en temas de Oriente Medio del Instituto de Estudios Estratégicos y Pronósticos de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos Dmítri Egórchenkov.
"Queremos que se establezca un diálogo político, que se quede en el pasado el caos al que fue sumergido el país tras el derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi y que Libia deje de ser un foco terrorista. Para ello no es necesario apoyar a un determinado actor. Lo que hay que propiciar es un proceso político y, por ejemplo, hay que esperar la celebración de las elecciones presidenciales, en las que depositan sus esperanzas muchos libios", subrayó.
Las presidenciales están previstas para el próximo 10 de diciembre. Uno de los candidatos a este cargo Aref Ali Nayed manifestó durante su reciente visita a Rusia que le "gustaría" que Rusia "desempeñe un papel fundamental en el restablecimiento de Libia". Recordó que "durante todo el período de la presidencia de Muamar Gadafi" y hasta su derrocamiento Moscú "desempeñó un importante papel en la instauración del Estado libio" que, según el político, necesita recuperar la "alianza estratégica con" con el Kremlin, "especialmente, colaborar en la producción y la exportación de petróleo y gas".
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Según se desprende de las declaraciones ofrecidas a Radio Sputnik por Guadi Calvo, especialista argentino en África, Oriente Medio y Asia, esto último sería la causa de la rabia occidental, demostrada por la publicación del periódico 'The Sun', por los contactos entre Libia y Rusia.
"Por qué hicieron lo que hicieron" lo explican documentos filtrados por Wikileaks que revelan un gran "malestar" de Occidente por "los esfuerzos" de Muamar Gadafi para "imponer" a "las petroleras extranjeras" unas condiciones que suponían menos ganancias para las mismas, al tiempo que mejoraban la vida del pueblo libio.
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Ahora, evidentemente, se sienten mucho mejor operando en Libia, el primer país africano en reservas de petróleo, y no están interesados en absoluto en que vuelva a imponerse el orden en ese país, algo que podría producirse si Rusia entra de lleno allí, manifestó Guadi Calvo.
"Quizás le presencia rusa en torno a Libia pueda empezar a reordenar una situación en que las potencias occidentales muy bien se encargaron de destruir al Gobierno del coronel Gadafi, muy bien se encargaron de controlar el petróleo y de hacerse con los miles y miles y miles de millones que Libia tenía depositada en diferentes bancos occidentales y que desaparecieron, nadie sabe dónde está ese dinero", señaló.