"El problema libio requiere también la intervención por parte de Rusia y del presidente [Vladímir] Putin", dijo a Sputnik el general de brigada libio Ahmed Mismari.
La diplomacia rusa, agregó, "debe tener aquí un mayor rol".
Asimismo, informó que más de 100 militares del Ejército Nacional Libio heridos durante combates contra extremistas fueron atendidos en Rusia.
"Rusia ofreció una ayuda muy importante a Libia: recibió a más de 100 militares libios que fueron enviados a Moscú para pasar tratamiento médico; esto causó una buena impresión en las Fuerzas Armadas", expresó el alto militar.
Añadió que Rusia respeta el embargo impuesto sobre el suministro de armas a Libia.
"En los últimos años no ha habido suministros debido al embargo de armas vigente", dijo Mismari al contestar a la pregunta de si ha habido envíos de armas rusas a Libia.
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El embargo de armas contra Libia, que vive una profunda crisis tras el derrocamiento y el asesinado de su líder Muamar Gadafi, está vigente desde el febrero de 2011.
"El pueblo libio comprende que en este período tan complicado necesita un aliado poderoso… por ello las visitas del comandante [Jalifa Haftar] a Rusia, al portaviones, el intercambio de visitas, lo elevaron a un nuevo nivel, incluso en el espacio político de Libia", comentó el militar.
El mariscal Jalifa Haftar ha visitado en varias ocasiones Moscú para reunirse con los titulares de la Cancillería y el Ministerio de Defensa de Rusia y el secretario del Consejo de Seguridad ruso.
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En enero del año pasado Haftar visitó el portaviones ruso Admiral Kuznetsov y debatió en vídeo conferencia con el titular de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, la lucha contra los terroristas en el Oriente Medio.
Libia vive una profunda crisis desde 2011, año en que fue derrocado y asesinado su líder Muamar Gadafi, tras lo cual surgió una dualidad de poderes.
Sin embargo, ese Gobierno, que existe desde el 31 de marzo de 2016, no ha sido reconocido hasta la fecha por el Parlamento con sede en Tobruk (noreste del país), que cuenta con el apoyo del jefe del Ejército Nacional, Jalifa Haftar.
La dualidad de poderes y el colapso del sistema de seguridad en Libia después del derrocamiento de Gadafi, llevaron a un crecimiento de la actividad de grupos insurgentes armados y de organizaciones terroristas.