"En su trabajo los empleados de la FFM violan de manera flagrante el procedimiento de la conservación de las pruebas materiales, denominado cadena de custodia, mientras los datos presentados por el Gobierno sirio y los militares rusos casi no se examinan", dijo.
Sobre todo, destacó, la FFM valora la información presentada por "pseudoactivistas humanitarios de los Cascos Blancos".
El embajador ruso ante la OPAQ llamó a la organización a "poner en orden" el personal de la FFM, compuesto en su mayoría por "representantes del grupo de países llamado Amigos de Siria".
"Lo que hace dudar de la imparcialidad de la FFM es que hace poco la misión fue dirigida por dos británicos", señaló.
Shulguín aseguró que aunque Rusia critica la labor de la FFM, "jamás generó obstáculos para el trabajo de los especialistas".
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El embajador ruso aseveró que está dispuesto a lograr que "la FFM actúe de acuerdo con la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas y que su personal sea geográficamente equilibrado".
En abril pasado, varios grupos de la oposición y ONG relacionadas responsabilizaron al Gobierno de Siria de un supuesto ataque químico contra la ciudad de Duma, en Guta Oriental.
A solicitud de Damasco y Moscú —que desmintieron el presunto ataque al calificarlo de montaje— la OPAQ decidió enviar un grupo de expertos para investigar en el lugar.
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Un año antes, en abril de 2017, EEUU había bombardeado con misiles la base de las fuerzas gubernamentales sirias en Shairat, provincia de Homs, después de que la oposición siria informara de 80 muertos y 200 heridos tras un presunto ataque con armas químicas en la ciudad de Jan Sheijun, en la provincia de Idlib.
Entonces la misión de la OPAQ ni siquiera visitó el lugar del supuesto ataque y llevó a cabo la investigación a distancia, en "un país vecino".