Los debates sobre el papel de la religión —ya sea el islam, la ortodoxa o el catolicismo- en la vida política de cualquier país siguen estando a la orden del día, y en Siria no es ninguna excepción. Según el jurisconsulto musulmán o muftí de Siria, es necesario separar la religión de la política, ya que la gente, dice, no elige ni a un patriarca ni a un muftí, sino a un funcionario público.
"Jesús es único. La Biblia es única. Dios es único en su género. ¿Cómo es que la misma religión se dividió en 30 corrientes distintas? Cuando la política interfiere en la religión, la religión se convierte en un partido. El problema con la religión está en que el clero parece haber abierto un mercado y comenzado a vender en él", explica el gran muftí a Sputnik.
Para legitimar su agenda político-religiosa, dice, los teóricos del salafismo yihadista que surgieron de Siria han desarrollado interpretaciones alternativas del islam que se valen del terrorismo. Los intentos de contrarrestar este islam radical se enfrentan, una vez más, a los obstáculos de la política.
"¿Y cuál es la razón de este problema? La razón es la misma: la falta de acercamiento entre los líderes religiosos y su compromiso con ciertas posiciones políticas", dice.
Según el gran muftí de Siria, lo único que queda es esperar: "Cuando los líderes religiosos maduren, cuando tengan una filosofía, un mensaje, y no una posición, será posible resolver el problema del islam radical", concluye.
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