Los secretarios de Estado del presidente Enrique Peña Nieto participarán en la "Segunda Conferencia sobre Prosperidad y Seguridad en Centroamérica, convocada por los gobiernos de Estados Unidos y México", dijo la cancillería en un comunicado.
El objetivo de la cumbre del 11 y 12 de octubre es "dialogar sobre proyectos de cooperación de México y EEUU con los países del Triángulo del Norte", que integran esos tres países centroamericanos.
Durante su estancia en la capital estadounidense, el canciller mexicano se reunirá con empresarios mexicanos y estadounidenses que forman parte del "CEO Dialogue" para conversar sobre la relación entre ambos países, centrada en temas comerciales.
El Gobierno de México refrendó su compromiso de "actuar con un enfoque de responsabilidad compartida para atender temas de migración, seguridad y desarrollo", que centran la agenda de la conferencia.
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El encargado de la política interna mexicana participará en diversos foros sobre temas relacionados con "la cooperación en seguridad regional, migración, derechos humanos, combate al crimen organizado y pandillas, asuntos fronterizos, así como desarrollo económico en la región", entre otros asuntos.
Asimismo, los asistentes a la conferencia darán seguimiento a los objetivos planteados en la anterior conferencia, que se realizó en la ciudad de Miami, Florida, en junio de 2017.
La primera conferencia señaló que los países del Triángulo Norte tienen una de las tasas más altas de trabajo informal: en 2016, el 70% de la población laboralmente activa estaba en situación de informalidad.
Washington instó en aquella ocasión a los tres gobiernos centroamericanos a escuchar las recomendaciones del sector privado y continuar con importantes progresos, para mejorar el clima de negocios.
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En materia migratoria, el Gobierno de México impulsa un esquema de cooperación en favor de la seguridad del Triángulo Norte de Centroamérica.
Asimismo, ha reforzado las acciones en la "repatriación ordenada" de los mexicanos a través de puntos fijos, "en condiciones dignas y seguras", ante el endurecimiento de las políticas anti-inmigrantes de del Gobierno de Donald Trump.
La Casa Blanca alertó en aquella ocasión el alarmante flujo migratorio procedente de Centroamérica.
Esa corriente migratoria de casi medio millón de personas cada año, provocó el incremento de las detenciones anuales en la frontera sur estadounidense a unas 200.000 personas, según estadísticas del Gobierno estadounidense; mientras que México expulsa por su frontera sur una cantidad similar de centroamericanos.