La lava del volcán antiguo y los sedimentos naturales crearon un peculiar relieve, en el que la técnica militar no sirve. En consecuencia, los soldados recorren las rocas, las cuevas y túneles subterráneos para tratar de desentrañar dónde siguen escondiéndose los yihadistas.
Según la mitología siria, fue precisamente allí donde se encontraban las ciudades de Sodoma y Gomorra, que acabaron siendo destruidas por la lava. Cualquiera que fuera la verdadera historia del lugar, la capa basáltica contiene centenares de esqueletos de fallecidos tras una erupción inesperada.
Una vez el Ejército sirio logró arrebatar a los terroristas sus reservas de agua fresca en el desierto de Suwaida, los yihadistas se debilitaron considerablemente y empezaron a huir de la zona sin luchar.