Al comentar el descontento de EEUU e Israel con la medida, el analista llamó la atención al hecho de que, a diferencia de esos países, la presencia de Rusia en Siria ha sido autorizada por el Gobierno legítimo de Damasco.
"Si el desempeño de Rusia en Siria tuvo algún problema antes del despliegue de los S-300, ese problema se debió a que Rusia sí respeta el derecho internacional y los acuerdos alcanzados", señaló a Ghassan Kadi.
Durante la mayor parte del conflicto en Siria, Moscú intentó preservar el frágil equilibrio de poder en la región y llegó a acuerdos para evitar una confrontación con Israel y la OTAN. El problema es que nadie, excepto Rusia, cumplía con esos acuerdos, subrayó Kadi.
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El analista sugirió que los S-400 instalados en la base rusa de Hmeymim fue un elemento clave para la disuasión de las fuerzas en la región. Ahora que Rusia ha tomado la decisión política de usar las unidades de S-300 para proteger a Siria, la zona de exclusión aérea para las naves no invitadas será mucho más extensa.
"El despliegue, las razones detrás de esto y la forma en que fue anunciada son parte de una decisión política bien tomada por Rusia para decirle a la OTAN e Israel que ya es suficiente, que Rusia se esforzó por cumplir los acuerdos y el derecho internacional, pero sus 'socios occidentales' no cumplieron con su parte del acuerdo", destacó el analista.
Riesgos militares para los S-300
A pesar de que Israel y EEUU afirmaron que no temen a los sistemas rusos y hasta barajan destruirlos si surge la necesidad, las nuevas defensas antiaéreas no estarán solas:
Y es más, para el interlocutor de Sputnik, no existe actualmente el riesgo de "una escalada directa entre Rusia y la OTAN ni en Siria, ni en otras partes del mundo" ya que con los problemas económicos propios de EEUU y otras partes del mundo nadie realmente quisiera involucrarse en alguna confrontación a gran escala, concluye.