Luego de largas negociaciones criticadas por el extremo hermetismo en que se manejaron, los tres países lograron compromisos comunes.
Entre los triunfos de Canadá y México se cuenta la permanencia de los mecanismos de resolución de controversias y la extensión de la vigencia del documento. Mientras que el Gobierno de Trump esperaba una revisión completa cada cinco años, las revisiones se harán cada seis y la vigencia del tratado será de un mínimo de 16 años.
En lo que respecta al sector automotriz, los mecanismos de protección se acentúan. Mientras que antes 62,5% de cada auto debía ser producido en Norteamérica para gozar de las exenciones tributarias, ahora el porcentaje ascendió a 75%.
En cuanto a propiedad intelectual, las novedades son agridulces. Por un lado Canadá logró un aumento de la duración de los derechos de autor a 70 años después de la muerte del creador de la obra y en medicamentos aumentó 10 años el lapso de la patente antes de que se puedan producir medicamentos genéricos.
Las principales críticas residen en los artículos dedicados a la protección de datos personales, ya que, de acuerdo a los expertos, las especificaciones del tratado dejan sin efecto las normativas nacionales.
Sputnik dialogó con Fernando García, Director de R3D, la Red en defensa de los derechos digitales, organización sin fines de lucro mexicana, y con el profesor Gerardo Rodríguez Sánchez, de la Universidad de las Américas Puebla.