La guerra en República Centroafricana tiene sus orígenes en el año 2012, cuando el grupo Seleka cometió abusos y matanzas de pobladores cristianos animistas y generó un golpe de Estado. El país se estabilizó en términos políticos en 2016, pero el conflicto sigue estando presente.
"El problema en estos últimos años es que se extendió a zonas de relativa estabilidad", aseguró Carla Morasso, doctora en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario y coordinadora del Programa de Estudios de América Latina–África.
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Con todo, Morasso alertó acerca de la falta de una respuesta coordinada frente a la crisis humanitaria.
"Es un país con una superficie mayor a Francia que cuenta con 4 millones de habitantes. Además de las violaciones a mujeres y niños, están los niños soldados, porque los grupos rebeldes se aprovechan de la falta de reglas para reclutarlos. La mitad de la gente necesita ayuda humanitaria. Hay más de 200 mil refugiados y más de medio millón de desplazados internos", apuntó.
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Para Basteiro, las palabras del presidente Evo Morales en las Naciones Unidas la semana pasada, criticando la injerencia norteamericana en la región, tuvieron que ver con la decisión negativa del tribunal. En el otro extremo, el presidente de Chile Sebastián Piñera se reunió con su par norteamericano Donald Trump y hablaron del conflicto entre Chile y Bolivia.
"El Tribunal determinó que no existe obligación jurídica para que Santiago se siente a dialogar con La Paz. Le dio la razón a Chile en todos los argumentos. Muchas veces estos fallos dependen de la geopolítica y de cuánto influyen las grandes potencias en decisiones de este tipo. Las buenas relaciones de Chile con las grandes potencias deben haber sido útiles en este caso", consideró Basteiro.
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