"Lo más probable es que la solvencia de las compañías responsables del transporte de gas esté limitada debido al desarrollo de la competición entre las rutas, el crecimiento de la volatilidad del volumen transportado, la expiración gradual de los contratos de largo plazo del tipo ship-or-pay [transporte o pago] en las rutas tradicionales y una alta demanda del gasto de capital", dijo una analista de S&P Global Ratings, Elena Anánkina.
En opinión de los expertos, estos factores provocarán una demanda de inversiones adicionales en la nueva infraestructura de los gasoductos en la región.
Sin embargo, se indica que en los próximos tres o cuatro años esta presión se mitigará por los contratos ship-or-pay que permanecerán vigentes durante este periodo.
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Además, los expertos esperan que se utilice todavía la ruta tradicional de tránsito de gas ruso a Europa a través de Ucrania.
El proyecto Nord Stream 2 implica la construcción de dos hilos del gasoducto, con una capacidad total de 55.000 millones de metros cúbicos de gas por año desde la costa rusa a través del mar Báltico hasta Alemania.
El Corredor Sur de Gas incluye dos gasoductos, el Transadriático (TAP) que prevé el transporte del gas natural azerbaiyano del mar Caspio a Europa Occidental, y el Transanatoliano (TANAP) que estipula suministrar el gas de Azerbaiyán a Europa a través de Turquía.
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La capacidad de este último gasoducto se calcula actualmente en unos 10.000 millones de metros cúbicos por año pero es posible aumentar la capacidad hasta 20.000 millones de metros cúbicos anuales.