'Ribera: el arte de la violencia', que abarca unas cuarenta obras cedidas por museos internacionales, está abierta al público desde el 26 de setiembre hasta 27 de enero.

"Ribera tiene un talento especial para pintar la figura humana en situaciones extremas, sin miedo a representar el dolor y manteniendo el equilibrio entre la realidad y el idealismo", explica a Sputnik Xavier Bray, anterior jefe de exposiciones en la Dulwich y actual director de la Colección Wallace, también en Londres.
"Disipamos la noción de que se embarcó en esta iconografía por sadomasoquismo o un carácter violento, se debió simplemente a que la violencia formaba parte del tejido de la sociedad", señala Bray.
Poco se sabe de los inicios de Ribera pero se le sitúa en Parma con 20 años y para 1616 asentado entre los artistas de Nápoles, entonces bajo dominio español.

La exposición arranca con dos grandes lienzos de El Martirio de San Bartolomé —fue degollado vivo— se detiene ante estampas de ejecuciones e instrumentos de tortura y concluye con la impactante representación del duelo entre Apolo y Marsias, que Ribera pintó en 1637 y se conserva en el Museo de Capodimonte de Nápoles.
'San Sebastián curado por las Mujeres Santas', prestado por el Museo de Bellas Artes de Bilbao, genera un momento de alivio en el tenebroso recorrido junto a una serie de trabajos dedicados a los cinco sentidos.

La preparación del 'Arte de la violencia' permitió a Bray apreciar el "vínculo interesante" que hay entre Ribera y Goya, con la serie de los 'Horrores de la Guerra' entre los ejemplos más notables de una aproximación similar de ambos artistas a la hora de reflejar la coyuntura contemporánea.

Tiene una singular colección propia y un espacio relativamente limitado para las exposiciones temporales, que tienden a combinar obras excepcionales de mediano y pequeño formato.
