Es una época amarga para la industria del café, explicó a Sputnik Roberto Vélez, gerente general de la Federación de Cafeteros de Colombia, la entidad que defiende los intereses de las 540.000 familias que dependen del preciado grano.
"Ese precio es irrisorio y no se condice con el costo de producción. Deja por fuera de cualquier posibilidad de rentabilidad a la caficultura en Colombia. (…) Pero no se trata de un problema netamente de Colombia: es de los 25 millones de familias y los 100 millones de seres que vivimos del café", aseveró Vélez.
Te puede interesar: Secretos del café: descubren nuevos beneficios del 'néctar negro'
Según datos de la Organización Internacional del Café (OIC), Colombia es el tercer productor mundial, con 14 millones de sacos de 60 kilogramos en 2017. Solo superan esta cifra Brasil (51 millones) y Vietnam (29,5 millones).
En su mayoría, los países exportadores de café son economías en desarrollo, con poco margen para absorber la caída de las materias primas que exportan o mitigar los efectos de catástrofes naturales sobre las cosechas. Por eso, las oscilaciones en el precio de los 'commodities' pasan factura a los sectores campesinos más desprotegidos.
¿Por qué cae el precio del café?
El aumento de la oferta tiene algún grado de incidencia. De 2014 a 2017, la producción mundial pasó de 148,5 millones de sacos a 158,6, un crecimiento de casi el 7%, de acuerdo con cifras de la OIC.
"Desde el punto de vista de oferta y demanda, todos en el mercado sabíamos que íbamos a tener unos precios inferiores, pero esto se ha venido viendo exacerbado por la intervención de los fondos de inversión en el mundo del café como grandes vendedores de papeles en la bolsa de Nueva York", explicó el gerente general de la Federación de Cafeteros de Colombia.
Normalmente, un actor de la industria del café —por ejemplo, un tostador— compra ese "papel" en base a las expectativas de precios. Cumplido su plazo de seis u ocho meses, lo canjea por los sacos "físicos".
El problema, para los cafeteros, es que los fondos de inversión son ajenos a la industria, entonces nunca llegan a este punto: venden los títulos cuando están a un determinado precio, empujan el 'commodity' a la baja y recompran luego a un precio menor. La ganancia que obtienen es la diferencia entre el precio inicial y el final.
Más información: El café es mejor para la salud que el té: un científico desmonta viejos mitos
Hasta hace poco, su participación estaba rondaba los 30.000 lotes de café. Hoy, acaparan más de 100.000. Según Vélez, "es tener a alguien vendiendo 30 millones de sacos más de la bolsa". Para Vélez, esto ha llevado a los precios a unos niveles bajos ficticios que no llegan a cubrir el costo de producción.
"Es una posición que afecta el nivel de precios, claramente a través de un sentido especulativo de unos señores que no tienen nada que ver con café. Hoy están en el café, pero mañana en el azúcar y pasado mañana invirtiendo en el Dow Jones, o incluso todo al mismo tiempo".
"En cambio estos fondos de inversión, como no son parte de la industria, no los regula el CFTC, sino una entidad que no pone ninguna consideración en los montos que Usted invierte ni en la posición que tiene", explicó el gerente general de la Federación de Cafeteros.
Soluciones a la crisis
En Colombia, la Federación ha pedido un "apoyo" para que el precio que reciba un cafetero "sea el precio de mercado sumado a algo que ayude a compensar la pérdida". Por cada carga de 125 kilos, hoy en día el productor recibe alrededor de 700.000 pesos colombianos (230 dólares).
El café es una importante fuente de divisas para Colombia, pero a diferencia de hace tres o cuatro décadas, ya no es la principal. Si bien la producción ha aumentado, también ha crecido la economía, y el grano ha perdido su peso relativo.
"Sin embargo más de la mitad de municipios de Colombia viven del café. En medio de una crisis cafetera esos municipios sufren. Toda la economía regional se golpea y eventualmente algo de la economía nacional. Cuando el Gobierno decide apoyar el precio [del café], decide apoyar su economía y la supervivencia misma de buena parte de los municipios en Colombia. Que la caficultura siga adelante es del interés del país", dijo Vélez.
Más información: ¿Saludable o dañino? Científicos ponen los puntos sobre las íes acerca del consumo de café
Pero la responsabilidad de esta situación va más allá de las fronteras del país sudamericano. Desde "hace mucho rato" organizaciones como la Federación de Cafeteros de Colombia están pidiendo que los integrantes de la industria en todo el mundo se unan y defiendan los intereses.
"Necesitamos que haya corresponsabilidad entre cada eslabón de la cadena", comentó Vélez.
Y si la mayor parte del café proviene de economías en desarrollo o emergentes, la porción más grande del consumo lo acaparan los países más desarrollados. De un total de 109 millones de sacos exportados, siempre según la OIC, en la Unión Europea se consumieron 42,6 millones y en EEUU, casi 26 millones.
De una taza de café vendida a 3,50 dólares en esos mercados, al productor "actualmente le toca algo más que tres centavos" recordó el gerente general de la Federación de Cafeteros de Colombia. Por eso apuntan a que se le pague un precio justo, que esté en sintonía con los costos y una ganancia razonable "para poder mantenerse en el mercado".
Vinculado: Los gigantes del café Nestlé y Starbucks pactan una alianza
"Creemos que no es una idea descabellada: se puede hacer y podemos entrar a un nuevo orden económico que no solo incluya al café sino a todos los llamados commodities, para que podamos tener un mundo que pueda reclamar sostenibilidad de sus productos a largo plazo", aseveró Vélez.