Para conseguirlo ha dado órdenes a su Gobierno de que busque ayuda en los propios países occidentales y en Corea del Sur y de que se alíe con empresas ferroviarias que puedan hacer realidad el sueño norcoreano, según han revelado a Reuters un corredor de bolsa surcoreano y un alto diplomático del Norte.
En busca del sueño norcoreano
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Kim, en busca de la ayuda de Occidente
Según Reuters, un alto diplomático norcoreano se dirigió al Senado de Francia para proponer al país europeo ayudar a Corea del Norte. Surgió entonces el nombre de Alstom, la empresa responsable del icónico tren de alta velocidad TGV que conecta Francia con Bélgica, con Luxemburgo, con Alemania, con Italia y con España. También el de la operadora ferroviaria estatal francesa SNCF.
"Dado el contexto internacional en torno a Corea del Norte, la cooperación es imposible, y es lo que la SNCF ha expresado".
¿Qué sueña Kim por las noches?
Lo cierto es que la tecnología de la europea Alstom está presente en Corea del Sur desde 2004. El vecino de Pyongyang disfruta de una red ferroviaria seis veces más rápida que la de los vetustos trenes norcoreanos y Kim Jong-un ha expresado públicamente en repetidas ocasiones que admira el entramado de ferrocarriles del sur.
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"En mayo, los periodistas extranjeros tuvieron que viajar 12 horas en tren para recorrer 415 kilómetros y ser testigos de la demolición de los sitios de pruebas nucleares de Corea del Norte. Iban a 35 km/h. La misma distancia la habría recorrido el Korea Train Express en dos horas y media", revela Reuters.
Riesgos y beneficios
Seúl cree que el proyecto tiene sus beneficios. Una red ferroviaria que conectase el país con China y con Rusia a través de Corea del Norte reduciría a la mitad el tiempo de transporte de mercancías y le ahorraría un buen dinero.
Sea como sea, por ahora el sueño de Kim sigue siendo el sueño de Kim, advierte Reuters, ya que el proyecto no está falto de riesgos —aparte de las sanciones—. Hacer negocios con un país como Corea del Norte —con todo el secretismo que lo rodea y con los ya crónicos cortes en el suministro eléctrico— no es nada fácil. Lee Chul, el expresidente de la operadora ferroviaria estatal surcoreana, revela que en 2006 se reunió con altos cargos norcoreanos para tratar el tema. La empresa quería entonces conocer las condiciones en las que se encontraba la red ferroviaria del norte y los norcoreanos se negaron por considerarlo prácticamente secreto militar.