La aparición masiva de sargazo, un tipo de alga gigante, en las costas de Quintana Roo, en el Caribe mexicano durante el verano, provocó que el Gobierno mexicano destinara 240 millones de pesos (uno 12 millones de dólares) para construir barreras de contención a lo largo de 27 kilómetros de la costa quintanarroense.
"El sargazo que está llegando a nuestras costas es un alga parda o café y son dos especies: Sargassum Fluitans y Sargassum Natans. La Natans tiene dos morfos. Forma un ecosistema muy valioso porque funciona como sustento para la vida y refugio a muchos organismos en el océano abierto, donde por lo general no hay nada de estructura", explicó Brigitta van Tussenbroek, especialista en plantas marinas y macro algas en la Unidad.
La investigadora explicó que el alga pasa todo su ciclo de vida flotando en el mar y que el problema surgió cuando empezó a llegar masivamente a las costas del Caribe. "Empezó hace una década, cuando llegó a las islas del sur del Caribe en los años 2011- 2012, pero en México causó problemas hasta 2015, que empezó a llegar masivamente", explicó. A partir de entonces, la doctora van Tussenbroek incluyó en su estudio algunos aspectos del sargazo.
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"Llegan en cantidades enormes, lo hacen vivas pero luego entran en proceso de descomposición, son toneladas de materia orgánica que trae consigo muchos problemas, eso es lo que estamos sufriendo ahora en Quintana Roo", dijo a Sputnik.
Agregó que no se sabe la razón del desplazamiento de estas plantas marinas, que son originarias del Atlántico Norte, en la zona del Triángulo de las Bermudas: si se debe a que han sido arrastradas por barcos o por las corrientes. Lo que sí puede afirmarse es que las condiciones oceánicas han cambiado en las últimas décadas. "Esto hace que este alga esté proliferando y creciendo muchísimo en áreas donde antes no había, o no había mucho", dijo.
"Hemos encontrado que en condiciones normales, en el mar que tenemos en Quintana Roo, estas algas duplican su biomasa en 18 días. Es muy rápido y es parte de la explicación de por qué se acumula tanto", dijo la investigadora Brigitta van Tussenbroek a Sputnik.
A pesar del conocimiento que se ha generado en esta estación de la Universidad Nacional desde la primera aparición masiva de sargazo en las costas de Quintana Roo en 2015, explicó la doctora, no han sido convocados en esta instancia para las soluciones que se han aplicado desde el Gobierno.
"En 2015 se trató como un evento atípico, se respondió en ese momento como emergencia y luego se olvidó el problema. En 2018, otra vez la respuesta ha sido la de responder a una crisis. Han levantado un fondo de emergencias que ha contratado mucha gente que está levantando el sargazo en la playa, los hoteles y los municipios también y no ha sido suficiente. Esta es la respuesta que ha habido desde que empezó en mayo-junio, hasta ahora", sostuvo.
A mitad de agosto, el secretario de Ecología y Medio Ambiente del estado de Quintana Roo, Alfredo Arellano, anunció que gracias al presupuesto asignado por el Gobierno federal (240 millones de pesos, unos 12,5 millones de dólares) se consignó la construcción de barreras contenedoras del alga, que fue concesionada a las empresas Goimar Logística y Servicios, de Monterrey y a AR.CO, de Ciudad del Carmen, Campeche.
Agregó que éste es un problema que existe en todo el Caribe, y que desde la Unidad de Sistemas Arrecifales de la UNAM han estado en comunicación con algunas de las iniciativas que existen en otros países: "Cada uno ha tratado de lidiar a su manera y no ha habido un plan concluyente de cómo manejarlo. El Caribe es una región muy compleja políticamente y geográficamente y también es difícil establecer colaboraciones a este nivel, pero se requiere para atender bien este problema".
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En el caso de Quintana Roo, en México: "No hay redes de monitoreo, tampoco nosotros hemos recibido fondos para hacer un monitoreo que obviamente el tema necesita. Algunos de nosotros, individualmente como académicos, tenemos nuestros proyectos con fondos mínimos y hemos tratado de estudiar algunos aspectos del sargazo" pero no ha habido un "esfuerzo coordinado" que esté a la altura de la comprensión del problema, concluyó la doctora.