El texto indica que "pese a los continuos esfuerzos de los países que realizan las medidas encaminadas a luchar contra el terrorismo y prevenir el extremismo violento que se desemboca en el terrorismo, muchos problemas siguen sin resolverse".
Señala que el núcleo de esta red está "debilitado", pero sigue vivo "en Irak y la República Árabe de Siria, con las filiales regionales en Oriente Próximo, África y Asia".
Otro problema preocupante, agrega, es "el regreso y la circulación de los terroristas extranjeros y miembros de sus familias".
Según la estimación de la ONU, Daesh tiene en total más de 20.000 miembros en Irak y Siria, incluidos los yihadistas extranjeros.
El informe apunta que el flujo de los terroristas extranjeros de Daesh a Irak y Siria "en general terminó", pero lo que sigue siendo un problema grave es su regreso a los países de origen, proceso que transcurre "más lento de lo esperado".
En el documento, Guterres también se refirió a las reservas financieras del grupo terrorista, que se redujeron de manera significativa pero no se agotaron.
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"En resultado, el petróleo sigue siendo la fuente de ingresos del grupo, que utiliza métodos primitivos de extracción del crudo y lo usa tanto para sus propias necesidades como para la venta local", agregó.
Entre otras fuentes de ingreso, el informe señala la extorsión de petróleo, "la imposición de impuestos" sobre puntos comerciales en las zonas controladas, y el secuestro de empresarios locales "para obtener un rescate".
Además, indica, Daesh invirtió en distintos proyectos en la región y se estableció en varias empresas de construcción, compañías de cambio de moneda, en la agricultura, la explotación pesquera y en el sector inmobiliario.
"Existe un riesgo de que los cómplices financieros de Daesh puedan trasladar su actividad en los países vecinos", señala el texto.