"Empecé a ponerlo en alquiler porque me quedé sin uno de los dos trabajos que tenía. En realidad, fue justo antes de eso porque me iba de vacaciones, entonces quería aprovechar ese tiempito que iba a estar afuera. Cuando volví, ante la falta de ese segundo ingreso, empecé a hacerlo sin discontinuar", contó a Sputnik Carla, usuaria frecuente de la app de rentas temporales Airbnb.
"No llego con los ingresos que tengo sin Airbnb para sostener los gastos fijos de alquiler y de vida. Me voy del departamento en octubre pero si no fuera por eso la verdad que es muy difícil pensar cuándo lo podría dejar de hacer considerando el contexto", dijo Carla, quien hoy tiene dos trabajos y un emprendimiento incipiente, además del ingreso de la app. En unos meses, Carla se irá a probar suerte al exterior.
Pía tiene su departamento propio en el turístico barrio de Palermo, pero hace cinco meses que no vive en su hogar sino que lo alquila de manera permanente, un modo al que se tuvo que de a poco acostumbrar, ya que antes elegía cederlo solo por un máximo de cinco días.
"Había tenido una sola experiencia de inquilinos que se quedaron nueve días y no me había gustado nada. Es una sensación diferente. Cuando tenés gente de paso no se terminan de instalar en tu casa, la usa como un hotel. Ahora, cuando pasan más de 10 días, ahí sí", dijo Pía a Sputnik.
Pía usa Airbnb desde febrero de 2017 y lo recomienda muchísimo. En este momento está alquilando su residencia por varios meses para poder ahorrar y tener un fondo para cuando le otorguen el crédito con el que pretende comprar otra propiedad.
"El mes que viene me voy a la casa de una amiga que se va afuera por un mes entero y tiene dos gatitos, y donde ya me he quedado antes, y después vuelvo a lo de mi mamá donde estoy semi instalada. Más adelante probablemente me vaya a vivir un tiempo al departamento nuevo para probarlo porque mi idea es alquilarlo y volver dentro de un año más o menos a mi casa real", dijo Pía.
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Tanto Pía como Carla dicen que sus experiencias han sido por lo general buenas, con inquilinos respetuosos y ningún inconveniente mayor. Ambas resaltaron como lo más impactante de tener a alguien extraño habitando su hogar un detalle particular: "Cuando entro siento el olor de otra persona, perfume o el olor de alguien diferente, y eso es muy raro, como una intrusión, una invasión a mi intimidad. Pero prendo unas hierbas o un sahumerio y listo", dijo Carla.