En una entrevista con Sputnik, Ali Badr explica que durante los años que duró la guerra logró crear 25.000 cuadros. Los suficientes para entrar en el Libro Guinness de los Récords. Al principio, hacía flores y animales, y solo entonces optó por plasmar escenas con víctimas de la guerra y refugiados.
En el primero de estos cuadros, Nizar representó a refugiados palestinos del barrio de Al Raml, en Latakia. Son personas que llevan a sus hijos y sus pertenencias consigo.
"Las piedras no se hicieron para lanzárselas a las personas. Lo que estoy enseñando es que las piedras tienen alma. Es el material en el que se imprimieron las primeras imágenes y escritos de la antigüedad. La piedra es muy manipulable y puede adoptar cualquier forma", explica Nizar.
El artista añade que las placas de basalto que se utilizan como base en sus cuadros se traen desde las provincias de Al Suwaida, Hama y Homs. Confiesa que se ha encariñado con las piedras y que les tiene mucho cariño.