El próximo 12 de agosto los mandatarios de Rusia, Kazajistán, Irán, Turkmenistán y Azerbaiyán se reunirán en la ciudad kazaja de Aktau para firmar un tratado sobre el estatus legal del mar Caspio.
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En un artículo para el medio Vzglyad, el columnista Mijaíl Móshkin explicó por qué se tardó tanto en llegar a un acuerdo, cómo Donald Trump ayudó a la firma del documento y qué beneficios obtendrá Rusia.
Efectos inesperados de las sanciones de EEUU
No obstante, la salida de EEUU del pacto nuclear con Irán y la reanudación de las sanciones contra el país persa son una de las razones por las cuales las negociaciones sobre la división del mar Caspio podrían avanzar, afirma el especialista del Instituto ruso Diálogo de Civilizaciones, Alexéi Malashenko.
"Los iraníes necesitan otras salidas, así que no les conviene seguir adelante con la disputa sobre el mar Caspio con Azerbaiyán y Turkmenistán", añadió el experto.
¿Qué beneficios tiene el convenio?
Hasta ahora nadie tenía derecho a tomar una decisión unilateral sobre sus aguas porque esto irritaba a los vecinos —dado que ningún convenio regulaba las actividades de los Estados en la región—.
Otro beneficio del nuevo acuerdo es el hecho de que solo los países ribereños tendrán derecho a ubicar sus Fuerzas Militares en el cuerpo acuífero, dijo el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Grigori Karasin.
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Además, las Fuerzas Marítimas de estos países serán libres de navegar por este mar, lo cual es importante en vista de la exitosa experiencia del lanzamiento de misiles rusos Kalibr contra los terroristas en Siria desde buques ubicados precisamente en el mar Caspio.
¿Cómo se llegó al acuerdo?
Según el viceministro, con el nuevo convenio el mar Caspio no será reconocido ni como un lago ni como un mar, y por lo tanto tendrá un "estatus legal especial". Previamente, los geógrafos no pudieron llegar a un consenso sobre la naturaleza del Caspio, razón por la cual se desconocía si era un lago o un mar.
Si se tratase de un mar, en cambio, a cada país le correspondería una franja de agua de 12 millas a lo largo de sus costas. Además, en este caso las Fuerzas Armadas de otros países que no linden con el mar Caspio también tendrían derecho a colarse en sus aguas.
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Precisamente por esta razón Irán se oponía a la 'opción marítima'. La oposición de Teherán se explicaba por las peculiaridades de sus costas caspias y el pequeño fragmento de sus aguas que le sería adjudicado, indica el columnista.
En un determinado momento las tensiones escalaron hasta tal punto que el país persa estuvo a punto de comenzar una guerra con Azerbaiyán cerca de uno de estos yacimientos.
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La disputa sobre el estatus jurídico del Caspio, que ocupa un área de 371.000 kilómetros cuadrados, surgió tras la desintegración de la Unión Soviética, en 1991, que provocó el surgimiento de tres nuevos países —Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán—. En total, cinco naciones tuvieron que repartirse unas aguas que anteriormente se dividían entre Moscú y Teherán.