El ministro hizo estas declaraciones en una rueda de prensa al término de su reunión a puerta cerrada con la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, que llegó a Belgrado por invitación de Dacic.
Los periodistas preguntaron a Dacic sobre la implementación de la iniciativa del presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, para establecer la división territorial entre los serbios y albaneses en Kosovo.
"No podemos hablar de ello como si ya todo estuviera resuelto… El hecho es que Pristina considera que la incorporación de Presevo y Bujanovac [regiones en el extremo sur de la parte central de Serbia] es una solución de compromiso, y de allí que el mayor problema para lograr ese compromiso son los propios albaneses", explicó el canciller serbio.
El 8 de agosto pasado, el presidente de la autoproclamada República de Kosovo, Hashim Thaci, declaró que propondría durante negociaciones con Belgrado en Bruselas incorporar a Kosovo las regiones del sur de Serbia pobladas por albaneses.
En el año 1999 la confrontación armada entre los albaneses y fuerzas serbias en la antigua provincia yugoslava de Kosovo derivó en numerosas muertes, violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.
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El 24 de marzo de aquel año la OTAN, sin autorización de las Naciones Unidas, bombardeó el territorio de Serbia en el marco de una operación militar denominada Fuerza Aliada.
En marzo de 2004, los albaneses kosovares provocaron unos disturbios que tuvieron por resultado la expulsión masiva de los serbios de Kosovo y la destrucción de numerosos monumentos históricos y culturales.
Serbia recuperó su soberanía en 2006, con la nueva Constitución que consagraba que Kosovo es parte inseparable del país.
Sin embargo, en 2008 el Parlamento kosovar proclamó unilateralmente una república independiente.
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La autoproclamada República de Kosovo no goza del reconocimiento por parte de Serbia, Rusia, China, España, Grecia, Irán, Israel, Siria y otros Estados.
El mayor logro alcanzado en ese aspecto fueron los acuerdos de 2013 sobre los principios de distensión, y de 2015, sobre una comunidad de municipios serbios de Kosovo, pero el plazo tope, el 4 de agosto del mismo año, fijado por Bruselas para cumplir lo acordado, se ignoró por Pristina, provocando un aumento de la tensión en Kosovo.