"Este momento ya ha empezado el trabajo para la fabricación de dos satélites y, a diferencia del primer satélite (de julio de 2017) que era de pertenencia de las dos universidades, esta vez se van a lanzar dos satélites, pero de propiedad individual de cada una de las universidades y van a volar en forma conjunta porque van a ser lanzados al mismo tiempo", señaló el experto.
Frolov detalla que después de ese lanzamiento hubo una reunión entre los rectores de las universidades "y se llegó a un acuerdo para continuar en el trabajo en el área espacial".
Para el académico ruso, lo interesante de estos nuevos satélites es que se pondrá a prueba "una configuración diferente" que permita colocar nuevos dispositivos y herramientas científicas al interior de los mismos y "una vez que se pruebe esta nueva metodología, podríamos ofrecer servicios a Rusia, a Ecuador, a empresas o a instituciones que estén interesadas en usar algún tipo de servicio que les brinde el satélite".
Para ambos responsables del programa, el objetivo principal en este momento "es trabajar en el control del satélite, que primero funcione para luego poder brindar esos servicios".
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Para el desarrollo de los satélites se formarán grupos de trabajo (tanto de profesores como de estudiantes) en los dos centros de estudios y en Ecuador la idea es contar con "los mejores estudiantes de la carrera de ingeniería Mecatrónica", apunta Freire al tiempo de manifestar que de esta forma se formará "un semillero de investigadores".
"Está previsto que ellos también viajen a territorio ruso y se incorporen al grupo de trabajo" de la Universidad Estatal del Suroeste para formarse en estudios teóricos y prácticos del espacio.
Asimismo, resalta que el tiempo de construcción de un satélite depende, sobre todo, del trabajo que se invierta, pues la compra de los componentes "quizá no es lo más importante" y "es poco comparado con lo que cuesta desarrollar", pues se debe considerar "las otras etapas de la construcción del satélite hasta el lanzamiento".
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Hay que tomar en cuenta además que se construyen y destruyen prototipos en el camino hasta llegar al más adecuado, al que hay que conseguirle al menos 15 certificaciones para que su lanzamiento sea autorizado.
Los nuevos satélites, tal como el primero, serán construidos con materiales que aseguran su correcta desintegración en la atmósfera, con el fin de que elementos pesados o nocivos no caigan a la tierra cuando esto ocurra.
Esta será entonces la segunda vez que Ecuador contará con un satélite desarrollado por una universidad nacional.
Rusia mantiene convenios de este tipo también con la Escuela Politécnica Nacional, además de acuerdos en materia de salud, educación e innovación.