La base espacial de Alcántara se ubica muy cerca del ecuador, por lo cual da una gran ventaja durante el lanzamiento de satélites a ciertos tipos de órbitas. La fuerza de rotación de la Tierra en bajas latitudes facilita el movimiento del cohete portador así como aumenta la carga útil.
El país no tuvo suficientes recursos para restaurar la instalación, especialmente en las condiciones de una crisis económica a la que se sometía en aquel entonces. Uno de los posibles inversores que podría resucitar el proyecto, es Estados Unidos.
Las negociaciones acerca de la participación norteamericana ya duran 15 años, desde el año 2001. Estas fueron suspendidas varias veces a causa de las condiciones exageradas de la parte estadounidense. En particular, EEUU exigía que le dieran acceso exclusivo a la base espacial y su equipamiento.
Al mismo tiempo Godoy puso de relieve que el mantenimiento de Alcántara es muy caro. Según el analista, esta base era una carga para la economía brasileña en la época de su fuerte crecimiento. Hoy en día sería mucho más, agregó.
El experto opina que la versión del acuerdo con EEUU de 2001 fue muy "agresiva e invasora" puesto que suponía que ciertas partes de Alcántara pudieran ser completamente cerradas para los brasileños. Además, solo los ciudadanos estadounidenses tenían permiso para trabajar con el equipamiento de la base espacial.
"Esto equivaldría a la creación de un enclave estadounidense en el territorio brasileño", subrayó el entrevistado.
Godoy recordó que la parte norteamericana solamente estaba dispuesta a permitir a los científicos brasileños el acceso a menos de la mitad de 40 tecnologías que EEUU planeaba utilizar en Alcántara.
En la nueva versión del acuerdo Washington está listo para aceptar el uso común de esta instalación espacial. La variante actual carece de cualquier prohibición de entrada. Asimismo, Washington propone el nivel de acceso a sus tecnologías parecido al de los acuerdo con los países como Israel o Corea del Sur.
Más aquí: Brasil a la vanguardia en el uso civil y militar del espacio en América Latina
"Por un lado, esta nueva visión inspira entusiasmo, por otro lado no hay ninguna razón para la alegría. Sobre todo, porque las negociaciones actuales no tienen fecha límite. Tengo el presentimiento de que en cinco años este acuerdo no va a tener ningún efecto práctico", concluyó el entrevistado.