"Lo que publica el Ministerio Público solo corrobora una tendencia que se viene presentando hace muchos años, desde que se promulgó la ley contra la trata de personas en 2007", dijo a Sputnik el director ejecutivo de la organización Capital Humano y Social Alternativo, Ricardo Valdés, especializado en el estudio de estos delitos.
El informe del Ministerio Público también indica que en 2017 se rescataron 1.299 víctimas, lo que lleva a preguntar por qué es tan alta la incidencia de la trata en este país sudamericano.
Otro factor que contribuye a la fuerte presencia de este delito es la alta tolerancia social, que se manifiesta en muchos casos de explotación sexual, tanto de menores como de adultos, sobre todo de mujeres.
"Se confunde la trata con la prostitución, y el "parroquiano" que acude donde una prostituta no hace diferencia entre ambas situaciones, las tolera", afirmó el especialista.
La trata se define como la captación, transporte, traslado, retención y acogida de personas, dentro del territorio o para su salida o entrada del país mediante violencia, amenaza, engaño, coacción o abuso de poder con diversos fines de explotación, según la ley, que penaliza el delito con reclusión de entre ocho y 15 años.
La norma también define el tráfico ilícito de migrantes y le fija penas privativas de la libertad de entre cuatro y seis años.
La impunidad también es elevada en Perú.
De cada 100 imputados por el delito de trata, solo seis son condenados, según cifras de Capital Humano y Social Alternativo.
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Esta impunidad es otro factor que promueve el delito, pues el delincuente "confía" en que el sistema judicial lo va a amparar, por medio de la corrupción, añadió Valdés.
Se trata mayoritariamente de personas menores de 18 años, mujeres, con una situación económica precaria, y en general captadas por las redes delictivas para fines de explotación sexual.
Recientemente se registró un aumento de casos de explotación laboral, en la que tiene presencia la población masculina, pero no es mayoritaria.
La captación de la víctima suele seguir la misma modalidad: el ofrecimiento de una oferta de trabajo, el desarraigo del lugar origen, la retención bajo amenaza violenta y la consecuente explotación.
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Esto implica una situación similar al delito de secuestro, y en eso la legislación peruana fue tardía, pues antes de generarse el marco legal, la persecución de este delito estaba a cargo de la División Antisecuestros de la Policía, mientras ahora cuenta con una división especializada.
Lima en alerta roja
Las redes de trata se despliegan también acorde a la geografía peruana, signada por el aislamiento natural de la Cordillera de los Andes que divide como una gran muralla las regiones occidentales de la costa y sierra, con la oriental de la selva.
Si bien la selva es frecuentemente identificada con la trata por su desconexión geográfica del resto del territorio, esta es una percepción que no se condice con las cifras.
"Aunque no se crea, Lima es la ciudad que presenta la mayor cantidad de víctimas; si sacamos la tasa por la cantidad de población, esta es reducida; en cambio si yo me voy a Madre de Dios, esta tasa será alta porque la población es pequeña", explicó Valdés.
La tasa de víctimas de trata en Madre de Dios (uno de los departamentos donde este delito tiene gran presencia) es de 101 personas por cada 100.000 habitantes, mientras que en Lima es de 3,18 personas por cada 100.000 habitantes, dicen los números del Ministerio Público.
En Perú, el tratamiento que reciben las víctimas rescatadas empeora su situación, pues muchas de ellas van a parar a reformatorios de menores por una cuestión de insuficiencia logística en los centros de albergue, que están a cargo de los gobiernos locales y no del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, como sería esperable.
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Las políticas de educación e información sobre género y sexualidad, un factor central para prevenir la captación de víctimas, a menudo son bloqueadas por grupos conservadores políticos y religiosos que rechazan la educación sexual, la formación en derechos sexuales y reproductivos y la distribución de métodos anticonceptivos.