Son, al final, una enorme muralla de ocho kilómetros de longitud y hasta 214 metros de altura. Contra ella embisten las olas del todopoderoso Atlántico del Norte. Considerados una de las atracciones turísticas más sobrecogedoras del mundo, los acantilados de Moher han sido y son fotografiados millones de veces al año.
De sus imágenes se inundan las redes sociales como Facebook y, sobre todo, Instagram. No solo son el destino de una ingente cantidad de turistas, sino el escenario recurrente para los directores de cine. En este fin del mundo se han granado películas como la sexta entrega de 'Harry Potter' y 'The Princess Bride', y también varios vídeos musicales.
Pero los acantilados de Moher no solo los visitan personas. Sus colosales entrantes y salientes son el hogar de miles de aves y de cabras montesas.
Quienes se acercan a ellos tienen como obligación recorrerlos de punta a punta, una misión que es fácil gracias a los senderos y a las rutas turísticas, que hasta se dividen por el nivel de dificultad y por el nivel de peligrosidad. Y es que a la belleza que desprenden estas construcciones naturales se le añade una terrible verdad: también son el escenario de decenas de suicidios anuales.
Son muchos los que se acercan hasta ellos para poner fin a sus vidas, motivo por el que se pueden encontrar, a lo largo de toda su costa, carteles en los que figura un número de teléfono de ayuda psicológica.
Más del tema: Facebook lucha contra el suicidio a través de la inteligencia artificial
En el condado de Clare, del que forman parte los acantilados, se registran unos 20 suicidios anuales. Las cifras son aproximadas y las reales podrían ser mucho superiores, puesto que se hace difícil determinar si una muerte es un suicidio o un accidente si la víctima no deja ninguna nota, señalan las autoridades del condado.