El militar informó de unas 300 ametralladoras y fusiles de asalto entregados en el marco del proceso de reconciliación en las ciudades del sur de Siria, como Tafas, Nasib, Bosra y la propia Deraa.
Si la inspección de las Tropas de Ingeniería sirias los califica como aptos para el combate, los blindados podrían incorporarse al Ejército gubernamental.
Tsigankov valoró altamente la decisión de los combatientes de cesar las hostilidades y entregar el armamento pesado:
"La mayoría de los comandantes de campo ahora se han dado cuenta de que la lucha armada ya no tiene sentido. Están tomando decisiones correctas salvando a la gente, salvando a las ciudades de las destrucciones", opinó el general ruso.
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Por vía de las negociaciones, una gran parte de la zona fronteriza entre Jordania y la provincia siria de Deraa pasó a estar bajo el control de Damasco. Se trata de decenas de aldeas y asentamientos.
Los excombatientes que hablan con los periodistas se manifiestan cansados de la guerra y esperan recuperar una vida normal, lejos de las armas.
"Estamos dispuestos a hablar con cualquier parte, sea el Ejército sirio o su Ejército [ruso], para salir de la difícil situación en la que estamos. (…) Espero que tras deponer las armas podamos vivir una vida normal como nuestros vecinos", comentó a los periodistas rusos uno de los combatientes, Mohamed Barada.
No obstante, no todos los grupos armados buscan la reconciliación. En las provincias de Deraa y Al Quneitra continúan los enfrentamientos con las unidades de los grupos terroristas ISIS (Estado Islámico) y Jabhat Fateh al-Sham (Frente al Nusra), ambas proscritas en Rusia y otros países.
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