La jornada de trabajo en Chequers, en el condado inglés de Buckinghamshire, intenta limar las profundas diferencias en el Ejecutivo entre 'brexiteros' radicales y pragmáticos que permitan aprobar una línea oficial británica en la negociación con Bruselas.
El Gabinete llegó este 6 de julio dividido al conclave, con el canciller Boris Johnson liderando el bando de radicales contrarios a un Brexit blando, en el que el Reino Unido mantendría una "armonización" con las normativas comerciales y otras regulaciones de la UE.
"Si la señora May no puede llevar su Gabinete a una posición unitaria en acuerdos de aduanas y de nuestra futura relación con la UE, todo colapsará entonces", alerta el experto en política británica.
El fracaso de la extraordinaria sesión en Chequers —puede alargarse hasta la madrugada y se han confiscado los teléfonos y aparatos 'inteligentes' de los ministros para prevenir excesivas filtraciones— abriría varios hipotéticos escenarios, según Thomson.
"El Gobierno se vendrá abajo y se retará el liderazgo de la señora May o se agotará el plazo de las negociaciones del Brexit", argumenta el director en la división política Bircham Dyson Bell.
"El Gobierno continúa negociando consigo mismo para mantener al Partido Conservador en el poder; únicamente cuando logren el consenso se activarán las probablemente negociaciones más difíciles con la Comisión Europea", sostiene Thomson en declaraciones a esta agencia.
Audio: "En el fondo, la élite británica quiere permanecer en la UE"
El analista advierte sin embargo de que una conclusión consensuada del encuentro en la mansión señorial de Chequers, que servirá de aval del esperado 'Libro Blanco del Brexit', "no garantiza" su aprobación por el bloque de los 27 miembros restantes de UE.