Así, la participación de Moscú en los procesos regionales está relacionada con la amenaza terrorista y la seguridad regional, de acuerdo con la nueva doctrina de la política exterior rusa, anunciada en 2016.
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Por su parte, los intereses de China tienen un carácter más bien económico y están relacionados con la estrategia del "comportamiento responsable de una gran potencia", afirma el coordinador del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, Ruslán Mamédov.
Cambios en la política regional
A pesar de que la influencia de Rusia en la región de Oriente Medio tiene carácter histórico, que especialmente se intensificó durante la ola de movimientos independentistas en los países árabes, desde los años 1990 Rusia se había enfocado sobre todo en sus relaciones con los países occidentales. A su vez, China tampoco se vio involucrada abiertamente en conflictos regionales en Oriente Medio, cuenta el autor.
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Al valorar el resultado de esta estrategia, así como las consecuencias destructivas de la actividad de los países occidentales en Afganistán e Irak, China y Rusia optaron por no repetir los mismos errores en Siria y vetaron la resolución de la ONU para imponer sanciones contra el Gobierno de Asad, afirma Mamédov.
Diferentes objetivos
"Mientras la actividad militar rusa y estadounidense en Siria es intensa, China se quedó en la retaguardia para tener más opciones", dice Mamédov.
Según él, estos pasos del país asiático muestran cómo evolucionó su manera de llevar sus asuntos en Oriente Medio. Puesto que Pekín es el socio preferido en el ámbito económico, China se concentró en defender sus intereses mediante su poderío económico y diplomático, explica.
"La necesidad de defender y promover sus intereses hizo necesario el uso de su potencial político, asegurado por el poder económico y diplomático", añadió el experto.
Por su parte, el interés ruso se focaliza principalmente en la lucha contra la amenaza terrorista y la proliferación de organizaciones terroristas en Siria e Irak. Aunque el experto subrayó que esta amenaza también se cierne sobre China.
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Ello explica la cooperación entre los dos países y el Gobierno sirio, según la cual especialistas chinos ofrecen apoyo y Rusia participa en la operación militar en Siria, asegura el columnista.
Beneficios de su nuevo rol en la región

China tampoco se queda atrás y se ha convertido en el mayor inversor en Oriente Medio, superando incluso a EEUU, cuenta el experto. Por esta razón los países de la región siguen firmando acuerdos para la ejecución de proyectos en el marco de la Ruta de la Seda. Además, la fórmula del intercambio de hidrocarburos por productos chinos es muy beneficiosa para Pekín.
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Por si fuera poco, el columnista recordó que Pekín estableció en 2016 su primera base militar en el extranjero, concretamente en Yibutí. A pesar de que este pequeño país se encuentra en África, tiene una ubicación estratégica que permite a los militares chinos tener presencia en Oriente Medio.
¿Qué hacer con EEUU?
Así, las estrechas relaciones entre Rusia y China y Arabia Saudí e Irán serían una buena base para "reducir las tensiones entre los dos países islámicos y encauzar sus relaciones", explicó el experto.
"Con el tiempo sería racional crear una organización regional multilateral para la seguridad con la participación de Rusia, China, EEUU y la UE como observadores", sugiere Mamédov.
Siria, punto de partida
Tanto Rusia como China ya mostraron su determinación y compromiso para prestar apoyo en la restauración de Siria, que requerirá de unas considerables inversiones, afirma el columnista.
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El principal interés de Rusia y China radica en la creación de rutas comerciales terrestres que pasen por Líbano, Siria, Jordania e Irak. Para ello, es necesario que haya estabilidad en la región, concluyó.
"La diversificación de las relaciones internacionales permitirá [a los países de Oriente Medio] fomentar la estabilización de la vida política y socioeconómica", explicó Mamédov.
Esta es la razón por la cual a pesar de que EEUU siga siendo el "actor más importante" de la región y tenga la mayor presencia militar, la coordinación de las acciones entre Rusia y China para garantizar la seguridad contribuirá a los planes de Moscú y Pekín, y también a los de los países de Oriente Medio, concluyó Mamédov.
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