A estas alturas Martín se siente un moscovita más, pero empezó su experiencia en tierras eslavas en la ciudad de Donetsk, Ucrania, centro del conflicto que desgarra ese país desde 2014. Trabajaba en el lujoso hotel Llao Llao de Bariloche, pero como en Argentina las cosas no andaban bien, en 2004 aceptó la invitación de ser parte del equipo del hotel Donbass Palace, el primero de cinco estrellas en Donetsk, propiedad de uno de los hombres más ricos de Ucrania, Rinat Ajmetov, quien además es dueño del equipo de fútbol FC Shajtar Donetsk.
"Me subí a un avión sin saber una palabra de ruso o ucraniano, casi sin saber dónde estaba Donetsk", cuenta el renombrado chef a Sputnik. "Llegué a Donetsk, una ciudad minera, muy diferente a lo que yo conocía, mi primera experiencia con una ciudad exsoviética, con los edificios iguales, poca luz. Empecé a aprender ruso en la cocina repitiendo como un loro", recordó.
Una de las experiencias más interesantes de Martín durante ese tiempo fue su relación con el fútbol, ya que fue contratado por el equipo Shajtar Donetsk. "Me propusieron hacer la reforma de toda la parte alimenticia del club, viajar con el equipo por Ucrania y cuando había partidos de la Champions League. Ahí empecé mi experiencia como chef de un equipo de fútbol a la vez que seguía en el hotel, así que viajaba todos los fines de semana en mi auto a las ciudades cercanas, o nos íbamos en avión. Fue una experiencia hermosa porque es vivir el fútbol desde otro lado", explicó.
Repetto recuerda que ya por entonces el Shajtar Donetsk enfrentaba la discriminación cuando competía en el occidente de Ucrania. "Cuando íbamos a jugar a Lvov nos rompían los vidrios del micro. Teníamos que alquilar uno local para que no nos reconocieran, nos hablaban solo en ucraniano, cuando todos sabían hablar ruso. Esto fue antes de que se pudiera vislumbrar una guerra", señaló.
Repetto no podía predecir que Donetsk se iba a convertir en el centro de una guerra sangrienta, con las bombas de Kiev cayendo en el centro y en los barrios, cerca de las casas de su familia y amigos.
El conflicto empezó en 2014 tras las manifestaciones en la plaza Maidán de Kiev que llevaron a la destitución del presidente Víktor Yanukóvich. El anuncio de que el nuevo Gobierno iba prohibir el ruso, idioma mayoritario en la región suroriental de Ucrania provocó el inicio de un movimiento independentista que se plasmó en un referéndum en mayo de ese año, ante lo cual el nuevo presidente, Petro Poroshenko, respondió bombardeando las ciudades y los pueblos que proclamaron su rebeldía.
Aunque se logró un alto al fuego con los acuerdos de Minsk, las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, como se autodenominan, continúan aisladas y los enfrentamientos armados continúan en la frontera que las separa del resto del país.
"Yo estoy del lado de la [autoproclamada] República Popular de Donetsk y de toda su gente, que son mi gente, mis amigos, mi hija nació allá, mi esposa también", dice Repetto, que ya estaba instalado en Moscú cuando empezó el conflicto.
"Yo entiendo la guerra entre soldados, pero no entre soldados y civiles. Ucrania bombardeó escuelas, jardines y hospitales, el hospital donde nació mi hija, y eso no me lo contaron, yo no lo vi en las noticias, lo vi en carne propia, vi los agujeros de las bombas, vi los edificios destruidos, he ido cuatro o cinco veces a llevar ayuda humanitaria", recordó.
"Es difícil ponerse del lado de uno u otro pero yo me voy a poner siempre del lado de la gente del Donetsk", sostuvo.
"La gente no quería ser parte de Ucrania, que era un Ejército atacando al centro de la ciudad, bombardearon el estadio de fútbol, las escuelas, yo puedo entender un error de cálculo una vez, pero se bombardeaba todas las noches. Recuerdo haber estado en verano en 2015 en el hotel, en pleno centro, y escuchaba que bombardeaban y la gente me decía que no me preocupara porque era a cuatro kilómetros, es decir, cuarenta cuadras, y la gente lo tomaba como algo normal", dijo.
El chef argentino destaca que la gente nunca dejó de trabajar, porque "el espíritu de querer ser independientes, de no querer volver a un nacionalismo, a un fascismo, era más importante que lo que estaban sufriendo", a pesar del aislamiento que sufren, porque los bancos no funcionan, los suministros llegan solo de Rusia o de terceros países, y donde se vive "casi un bloqueo como se le hizo a Cuba".
"Muchas de las cosas que decía la prensa sobre ellos, que son hoscos, que no le dan importancia a la gente, no es para nada así. Son simples, con los pies en la tierra, con un objetivo que es llevar la Copa. He estado tomando café y mate con ellos, con un enorme respeto, pidiendo por favor, superestrellas. Lo mismo con Brasil, tienen la pasta, tienen lo que hay que tener para ser campeones", comentó.
"Espero que las cartas estén dadas a nuestro favor y las cosas se den", reflexionó este chef que, a pesar de su recorrido internacional no ha dejado de ser hincha del club Independiente de Avellaneda de su tierra natal. Tiene la ilusión de que a los jugadores salidos de ese equipo y que ahora juegan en la selección, como Maximiliano Meza y Nicolás Tagliafico, les vaya fantástico.