Europa debate su política migratoria obligada por las duras medidas italianas
Es la primera potencia europea que opone resistencia a los pactos migratorios en el bloque comunitario —el último firmado en 2015-, basados en programas de acogida.
Hasta el momento, sobre todo los países de Europa del Este, como Polonia o Hungría, o Central, como Suiza y Austria — considerados de paso para las rutas migratorias- son los que reclamaban medidas más drásticas para frenar el ingreso masivo de extranjeros.
"Ahora ya no hay una mayoría de países que quieran seguir trabajando en la acogida, o sea la idea es negociar con países como Turquía, y otros en África, para retener a los inmigrantes allí, poner un tapón, lo que sea, pero que no pongan un pie en Europa".
Desde el acuerdo de 2015 hubo varias elecciones en países clave del bloque, en las que aumentaron su representación parlamentaria partidos con propuestas anti inmigración, que obligan a revisar la posición de cada Estado, como en Francia y Alemania.
"El gobierno italiano es antieuropeo, muy nacionalista, muy anti inmigración. Eso es lo grave de la situación, prefieren que se ahoguen en el mar", enfatizó Hernández, quien coincidió en la posibilidad de efecto contagio por las medidas italianas.
Esto ya se puede ver en Alemania, donde los socios conservadores bávaros en el gobierno de Ángela Merkel le exigen nuevos acuerdos que permitan rechazar en las fronteras a refugiados que hayan pedido asilo en otro país europeo. Si no lo logra, Horst Seehofer, ministro de Interior, amenaza con actuar por su cuenta y cerrar las fronteras al margen de cualquier consenso europeo.
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